Porque todo dolor se diluye en tu presencia,
y en esa ausencia...tu calor dibuja un horizonte
donde la tierra acaba y el universo empieza.
No somos, sino dos presencias que se aúnan,
dos miradas que implican en la claridad del viento.
Mirando al horizonte
perdemos la constancia del tiempo rutinario,
de la importancia de ser obligadamente como quieren.
Mirando al horizonte,
somos silencio y calor y brisa dibujando nubes con forma de beso,
dibujando en la arena corazones enamorados.