Es fría la lona. Lo notas justo en el momento en que tu torso desnudo se hunde sobre ella igual que un trozo de carne cae en el mostrador de una carnicería. Seguidamente la cabeza choca contra el suelo absorbiendo la gravedad por la mejilla cuando el mentón, ha sido incapaz de digerir el último golpe que la vida cargo de rabia.
El knock-out es un precipicio donde se despeñan las esperanzas, los caminos alternativos, o los diferentes futuros que jamás ya, podremos contar cómo experiencias vividas.
La derrota es dolorosa. Tan dolorosa como el peor golpe en el costado. Ese, que corta la respiración, crea un hematoma y un esguince intercostal, capaz de acabar con todo un sinfín de aspiraciones.
Ante todo eso, levantarse, es imposible hacerlo solo. Y mientras, la baba sigue resbalando hacía el exterior de la boca, pues te sientes incapacitado para tragar nada más. Los ojos cansados se quedan entre abiertos, intentando asimilar la realidad vertical.
Y es, en ese instante cuando, lo que más desearías, sería quedarte dormido, para poder empezar a soñar, en un futuro mejor.
Gracias