TusTextos

Abstracción Nocturna

Soy adicto a las oscuridades nocturnas, debo admitirlo, soy un maniático a esas adicciones extracorpóreas que dictamina la noche.

He adquirido un gusto exquisito por la ausencia de luz. Disfruto sobremanera ver como el negro se adhiere al todo, lo desdibuja y lo convierte en una masa amorfa cuyo concepto depende de cómo tu mente lo capte.

Se olvidan las sombras, se olvidan las siluetas, se olvidan los límites. Todo, absolutamente todo, se conjuga y se transforma en una misma cosa: oscuridad.

De las adicciones, se desprende una sensación irracional de placer y bienestar, uno cuya duración dependa de la intensidad del momento. A veces tal intensidad, se convierte en zozobra avasallante y miedo irracional; se conforma un nuevo término neurolingüístico dictado por tu cerebro y comandado directamente por tu inconsciente. El temor se hace presente y se fija justo detrás de las pupilas: el temor a lo desconocido, a lo que no dictaminas ni enjuicias, a la agudeza de los sonidos, a la precisión de tus vellos corporales, al olor que se mezcla y se confunde con el dióxido de carbono que exhalan tus fosas nasales. Temor en su máxima expresión.

A eso me he vuelto adicto, a la belleza pura y sin filtro. A lo estéril.

La noche lujuriosa danza lentamente entre las sombras, juguetea con el frío de las calles y ríe descaradamente con el olor nauseabundo del licor que expelen las cañerías. Se difunde el placer y se estrella con tu imaginación. Tu mente crea una relación simbiótica adictiva a lo que no puede observar y se deja llevar por los pálpitos descontrolados de lo imaginable y oscuro.

Los ángulos, ahora deformados por la oscuridad, dan paso a la nada y el todo, a lo etéreo y mundano, a lo sublime y a lo real.

Justo en ese momento de exaltación literaria te observé.

- Sí, te observé, por mero capricho.

Mi ventana era un rectángulo muy bien definido. Lo real y lo que no era, mi cuarto y el mundo de afuera, lo que yo podía controlar y lo que no. Era una figura geométrica que delimitó de forma precisa y tajante lo que yo debía observar

- Y en ese preciso instante, debía observarte, de eso no hay duda.

La carencia de forma, se limitaba a tu metamorfosis en una silueta extrapolada de los detalles borrados ante mis ojos por la densa noche. El color negro, al adherirse a tu cuerpo, deformaba tus cualidades físicas.

Era incapaz de detallarte, no podía observar tu piel, tus ojos, tus labios, tu sonrisa, tu cintura, tu pecho. Eras simplemente una figura abstracta.

- Y aún así, no podía dejar de mirarte.

Un cigarrillo. Este objeto inanimado fue lo que te definió, te estructuró y te hizo parte de la materia tangible. Volviste a la vida y adquiriste una nueva dimensión: formabas parte de aquella oscuridad. Un destello de luz que cambiaba de forma, que se desdoblaba y volvía a la inercia absoluta, que se conjugaba con cada uno de tus aspiradas.

- Fumas rápido. ¿Ansiedad, quizás? ¿En qué piensas? ¿En el hoy, en el mañana? ¿Piensas en algo mundano? ¿Tareas del hogar? ¿Del sonido del grifo, del olor que desprende la estufa de la cocina, del color ocre que refleja el óxido de la manilla de la puerta? ¿En qué piensas? ¿Qué te preocupa? ¿Tienes muchas deudas? ¿Muchos sueños? ¿Muchas desilusiones? ¿En qué piensas?

Te deformabas, te consumías, volvías a tu forma original, te mezclabas con el marco de la ventana, te difuminabas con la oscuridad de tu cuarto, relucías de nuevo.

El cigarrillo era el que delataba tus pómulos.

- Sí, imagino a tus pómulos como se adosan al filtro del cigarrillo con cada aspirada. Uno, dos, tres y otra bocanada.

La nicotina era el acompañante de tus pensamientos, formaba la esencia de tus ideas, delimitaba tus sentimientos y frustraciones, tus tristezas y tus miedos, tus alegrías y tu llanto. Formaba parte de la conjugación entre el silencio de tu cuerpo y el bullicio de la soledad de afuera.

- Minutos de éxtasis, así he decidido llamar a este momento.

Y el retrato melancólico donde formaste parte de aquella silueta desconocida, volvió simplemente a la nada una vez que el cigarrillo dio su último aliento. Volviste a esa dimensión lejana de abstracción corpórea.

- Fue un placer haberte conocido  te dije-

Nadie respondió.

Nigth1431 de marzo de 2019

4 Recomendaciones

7 Comentarios

  • Clopezn

    Me ha encantado, esa descripción de la oscuridad y la interpretación que cada uno puede hacer de ella según su psique, pero me ha impresionado más si cabe el retrato de esa persona que te imaginas en torno a la forma en que fuma.
    Un saludo cordial

    31/03/19 05:03

  • Diegozami

    Escribes muy bien amigo...

    Saludos.

    31/03/19 06:03

  • Nigth14

    Hola Clopezn, ciertamente la psique delimita nuestras acciones y pensamientos, este fue un retrato muy real de un hecho personal, me alegra haya sido de tu agrado. Gracias por comentar.

    Hola Diegozami, gracias por el elogio, me gustó haya sido de tu agrado.

    Saludos a ambos y gracias por pasarse por acá, estaré pendiente a sus escritos

    31/03/19 06:03

  • Regina

    Ese cigarrillo, te hizo entreveer lo que con ilusión imaginaste.Muy buen texto, me encantó tu redacción.
    Saludos.

    01/04/19 05:04

  • Danae

    El humo adquiere formas tan voluptuosas en la oscuridad ...
    Un texto muy entretenido, Nigth, a pesar de lo extracorpóreo del tema, muy bien escrito. He ahí su gran mérito.

    15/04/19 08:04

  • Nigth14

    Hola Regina, créeme, a veces la realidad supera la ficción, quizás este texto ha sido uno de los más reales que he escrito.

    Danae, un placer que expreses de esa forma tu gusto por mi escrito, es placentero escuchar ese tipo de halagos.

    A ambas, mis mil agradecimientos por tomarse su tiempo en pasar y comentarme, ha sido un grato placer

    17/04/19 11:04

  • Luia

    Muy bien escrito, Night. Me identifica en algunos aspectos.

    Saludo cordial

    05/06/19 02:06

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