Frente a las cartas que transforman los dibujos en visiones extraordinarias de un futuro incierto y poco palpable; un pasado que formó parte de la huella digital de la vida que se marca sobre los segundos del reloj universal; y un presente que acaba justamente a las 12 de la noche junto con el sorbo de oxígeno que sus labios buscan, entre las almohadas húmedas por los sueños.
Palabras que poco a poco transpiran infortunio y sabiduría aprendida; declaraciones de oraciones inmortales que reclaman los espíritus que rondan la tierra, el cielo y el infierno. Salidas a una realidad que va mucho más allá del entendimiento de una simple mente humana.
Polvos estelares y estrellas del universo absorben las verdades de un camino planeado por las constelaciones y manchado por los granos de café que difuminan los pensamientos de aquel que se atreva a preguntar por las palabras que dirán aquellas mañanas y por los secretos que dijeron las noches frente a su retrato.
Caracoles, tabaco, humo y misticismo transcurren los pasillos de aquel laberinto mental: palabras que pensaste en alto y que hoy vienes a mi para atraparlas en una verdad convincente.
Los minutos pasan y los espíritus hablan frente a los dibujos marcados por pinceles que tomaron del mismísimo Amón ra.
Y maldito aquel que se atreva a pensar que las sombras se equivocan.
Porque los silencios otorgan
y las cartas precisamente no son tan calladas como se piensa.
Han hablado los dioses
. Y se cierra la sesión.
Muy buen escrito Marco. Lleno de magia y de misterio, de profundidades en el tiempo.
Eres bueno.