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La Doncella.

La mañana amaneció fría a pesar de mediar el mes de Abril. Cogí la pipa y la preparé de manera meticulosa, casi ritual. El sol ya entraba por el ventanal de la biblioteca cuando me senté en mi sillón. Continué leyendo el libro que tenía en la pequeña mesita auxiliar que estaba a mi derecha. Estaba absorto en la lectura cuando escuché con total claridad abrirse la puerta de la calle. ¡Ya estoy aquí, señor Quesada. Le subiré el desayuno en unos minutos! - Las llaves emitieron su característico sonido metálico al dejarlas caer sobre la bandeja del recibidor. Era Matilde, la señora que durante más de quince años se había encargado de la limpieza y el mantenimiento de mi hogar. Me quedé completamente petrificado y fui incapaz de mover, ni tan siquiera, un músculo de mi cuerpo. Mi mente se quedó completamente en blanco. No encontraba ninguna razón por la cual Matilde había venido a cumplir su jornada de trabajo cuando, doce horas antes, habíamos dado sepultura a su cuerpo inerte.

Más relatos en... http://relatosycuentosbreves.blogspot.com.es/
Nsc7725 de mayo de 2017

1 Recomendaciones

2 Comentarios

  • Lasombra

    Tienes un estilo muy personal que me gusta mucho!

    02/05/18 07:05

  • Nsc77

    Muchas gracias por el comentario. Un saludo...

    02/05/18 10:05

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