La mañana se encaminaba ya a su fin cuando un camión blanco con la serigrafía de estacionó en la casa de enfrente y se bajaron tres operarios de la cabina.
- Mira nene -dijo Sebastián a su hijo mientras, sentado en la mecedora del porche, dejaba de leer la prensa. Parece que pronto vamos a volver a tener nuevos vecinos.
- Si -respondió el chico a su padre a la vez que continuaba jugando sentado en el suelo con sus bloques de construcción sin, tan siquiera, levantar la vista-. Ya veremos si éstos duran más que los anteriores que vinieron.
- Tienes razón, nene. Ya son cuatro las familias que Amelie ha expulsado de la casa -Dijo el padre mientras observaba como la figura de una pequeña vestida de blanco y una larga melena rubia se recortaba en la ventana de la planta del piso superior para desaparecer unos breves instantes después detrás de las viejas y raídas cortinas color beige.
Una novela de Stephen King?
Saludos