Deseo

En la cima de la montaña del engaño, me sigo desnaturalizando.
Cierro los ojos y lo único que hago es ver esa cara sin rostro a la que le deseo la vida.
Me quedo dormido sin cerrar los ojos, y te imagino.
Te sueño en un mundo real bastante irreal. Todavía no te conozco pero se que estas ahí.
Te espero, te busco, pero no logro encontrarte. Las palabras se resbalan de mi boca aunque no las pueda decir.
Encerrado en el medio de la llanura, no veo más nada en esta ciudad. Ya me acostumbre a este lugar, sin embargo no dejo de vagar entre la última y la primera de mis ideas.
Se acabaron los cigarrillos de ese paquete que no tenía principio ni fin.
Me atasqué en el medio del razonamiento, no llegue al final por equivocar el camino.
Pero aun sigo pensando, y a veces me sumerjo en la bebida para intentar ver algo que nunca existió.
Es tan impura la conciencia, que no puedo librarme de la codicia de permanecer a tu corazón. Ya no me importa de que color sean tus ojos, ni siquiera si tenes un perro de raza. Si el problema es invitarte, y solo habitan moscas en mi billetera, algo se me va a ocurrir para que salgamos corriendo después de cenar en ese lugar donde ya no usan tenedores para comer.
En esta mente tan rebuscada, sobran ideas de relatos increíbles, al fin de cuentas se que no va ser tan difícil robarte un beso. Pero ya no me conformo con eso, aunque me cueste el doble siento que me lo tenes que robar vos. Doblo la apuesta desde atrás del jugador.
No necesito tener la cartas en mis manos, si se que se puede ganar.
Ya pasaron más de una y menos de cien, en ninguna te encontré. Estábamos en el mismo lugar, los dos tan lejos uno del otro.
Me senté con el ángel y con el demonio en distintas noches de cine.
Todavía quedan los pochochos tirados en aquella sala donde no disfrutábamos de las películas.
Seguía caminando por los extremos de los límites del cielo y el infierno.
Discrepando entre palabras sin significado. Te engañe, te mentí, hasta jugué con tu mente. Pensé que me quedaba en ella y podía tomarme ese tren a tu corazón.
Pero me despierto, y no estas, te fuiste otra vez, no sos la misma, apenas te conocía.
Pero como las demás, te llevaste otro souvenir de ese órgano que antes latía. Tengo una colección de notas en mi billetera donde me ponen: Es hermoso estar con vos, pero.
Ya no quiero ni nombrarlas, al hacerlo siento que escribo una mas.
Es imposible dormir por las noches sabiendo que no hay explicación a semejante desventura, es tan difícil aceptar lo simple.
Aunque en esa habitación solo se encuentre el silencio, se dibujan miles de palabras en el techo. Cuentos sin finales felices se leen en las paredes.
La ingratitud de saber que por algún lado esta sobreviviendo un alma gemela.
No me deja bajar los brazos, por que sabemos que somos dos, sólo al menos dos, que compartimos lo mismo. Y solo juntos podemos combatir contra esta soledad.
Espero con ansiedad ese día en que te cruce, y se nos haga tan difícil vernos, para que haya otra oportunidad. Aunque se muy bien que no me gusta llamarte y que suene ocupado ese maldito teléfono.
Somos dos diamantes, que escondidos entre carbones nadie puede ver.
Solo las astillas del mismo palo sabemos lo que sentimos mi amor.
Ambos sabemos que en ese momento no nos va a importar que nos digamos, como nos besemos, si te agarro de la mano para caminar por quien sabe donde. Somos dos androides predestinados por el destino.
En ese instante en el que se crucen nuestras miradas antes del primer beso, solo va importar lo que dicte nuestro corazón, no van a ser necesarias palabras ni elogios para saber de que somos capaces de brindarnos cada uno.
Ese relámpago rompe el cielo hoy, aunque este nublado solo los dos vemos esa estrella.
Solo los dos salimos a encontrarnos en un mundo que no nos ve.
Solo espero que se repita, y no solo la salida, sino esas dos palabras que significan tanto.
Un encuentro único e inentendible, en el que dos personas comienzan a sentir amor, con solo decirse: Te amo.