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Reloj Con Cadena (parte 1)

Grill no se llevaba bien con la autoridad, a pesar de que a veces decía que quería ser como ellos de adulto.
O por lo menos era el sentimiento expresado, por el dolor del brazo doblado tras su espalda, por aquel gorila de azul.
El idiota aun no aprende a robar esos relojes con cadena decía Feith a todas las ratas cuando veía a Grill amoratado y con la nariz ensangrentada de vuelta en el albergue.
Claro las palizas que daba Beatrice y las demás hermanas, por volver con nada en los bolsillos, eran un chiste comparado con eso.
Después de unas cuantas cachetadas, a la cama sin cenar. Esa noche Grill pensaba en que no tenia tanta hambre, y esos fideos con gorgojos ya lo tenían harto.
Era una batalla entre su mente y su adolorido estomago, que se retorcía por la falta de alimento.
Pero eso no lo desanimaría mañana intentaría nuevamente extraerle a algún estúpido, un reloj con cadena.

Porcelana fina

La pequeña Leslie ojeaba el catalogo de finas muñecas de porcelana, Que el jardinero le había entregado en mano.
Contemplaba la muñeca que le faltaba a su colección. Pero parte de su pensamiento se centraba en la fuerte discusión entre sus padres referida que Fill el jardinero, había echo algo con su madre en la cocina. Algo que su padre no decía.
Leslie se sentía muy preocupada. Decidió que esta mañana brillaría en su papel de enferma con ellos.
De tarde decidió, que pasear por la ciudad, la ayudaría a no pensar tanto en ello. Claro como de costumbre se escaparía.
Esa sensación de aventura y adrenalina que le daba viajar en bus, con la gente corriente.
La curiosidad la llevo a toparse con la pequeña y pálida mano que intentaba lentamente sacar el reluciente reloj del bolsillo de aquel anciano. Como le había enseñado su abuelo era su deber acusar ese deplorable acto, que ofendía a la nación entera, a si que silenciosamente puso al corriente al robusto guardia que estaba sentado al frente del vehículo.
Ella admitió haber sentido un poco de lastima al ver la ensangrentada cara, del harapiento niño, que gemía de dolor.
Pero comer un helado de su sabor favorito la haría olvidar aquel hecho.
Nada sabían estos niños, sobre la tragedia que uniría sus caminos.
Pantraxard08 de julio de 2014

2 Comentarios

  • Indigo

    Parece una historia con continuación, entre en bien y el mal, la pobreza y la opulencia. Un detallito, te comiste algunas H, *harto, *hecho.
    Saludos y adelante.

    08/07/14 03:07

  • Pantraxard

    Gracias indigo jaj no puedo creer que se me halla pasado. Salu2

    08/07/14 03:07

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