"A veces no te entiendo y otras tantas no me etiendes y pasa que no sabemos decir lo que queremos decir y sale una palabra por otra y la canción que teníamos en mente termina convistiéndose en una sola oración con verbo y sujeto cuando debería ser un concierto de amores y caricias.
De vez en cuando quiero matarte a golpes con los puños de mi boca y bloquearte con mis palabras y triunfar sobre tu desdén e indiferencias y resulta que ni siquiera a veces puedo matarte a besos.
El sol salió tras mi ventana y mis ojos aun cerrados y de repente una vibración sobre mi cama me despierta y eres tu; a veces solo basta un deseo pequeño, solo que en ocasiones no te siento en él; y entonces es necesario un mundo de palabras que pesen tanto como las olas que revientan sobre el mar y blanquean el oscuro rincón de las rocas con la espuma coqueta y vacilante que deja tras un sueño enfurecido. Pero dicha orbe es como una utopía que sólo vive en mi deseo de amar, de amarte, de amarnos. Y entonces quiero matarte a besos.
Muchas veces tus palabras tienen el amargo sabor de la mentira que se encarna como la hiedra venenosa y corrompes mi torrente de amor con tus verdades que pongo en tela de juicio; y juzgo, juzgo sin saber el sí o sin saber el no.
Y de pronto es sí y de pronto es no y no puedo si quiera matarte a besos".
