A veces se me olvida cual es mi nombre o mi apellido,
cuando tu cuerpo y el mio se funden, a veces se me olvida el cuerpo mio.
A veces no me acuerdo de mis manos (pegadas siempre a tu cintura) y mis ojos se me olvidan por ratos por ratos, cuando me pongo a observar seriamente tus plieges y tus curvas.
Y mis sueños desvariados locamente enardecidos,
se ponen deveras serios y amenazan tus oidos.
A veces llorando, suena el campanar de tus labios
con ese solloso tenue, sensillo y se me olvida mi sueño en un rincon llamado olvido.
Entonces la lluvia sesa, muere lentamente la paloma y se me olvida mi nombre, mi sombra y se me olvida la memoria.
(Que bonito suspiro el de tus labios se asoma)
A veces tambien mi sangre se me olvida,
se escapa lentamente por mis manos cuando tu cuerpo sereno me llena las palmas de vida.