Andreadelmar
Con tantos ruidos que se encuentran en el camino que andamos, al lograr silenciarnos e intentar encontrarnos y sentir nuestra presencia en el lugar nos damos cuenta de los grandes vacíos existenciales tanto internos como externos. Cargado a esto, a sabiendas que somos nada, como una arenita del mar, nos da la locura por no fijarnos en los demás... detenerse en el camino y romper con viejas cadenas nos liberara de ataduras para abrir ampliamente a la renovación humana.
Un abrazo fuerte por invitarme a la reflexión y un beso por hacerlo de esta manera tan especial.
31/07/09 05:07