El rugido del león cesa cuando su semilla florece
El humo de una muerte prologada
El amor eterno de la madera herida por el filo de la navaja
Los atuendos de oro y seda con los que se disfraza la simplicidad, asustan a la harapienta razón.
La ceguera del éxito se mide en lo tangible, las joyas premian a la linea recta y esperanzan a los círculos para que adquieran su forma.
Soy la frustración del artista que recurre a la magia, el niño que se transformó en anciano.
Mi fortaleza se hunde en las profundidades del mar...
Escucho los lamentos del destino...
Fui la inteligencia del chaman que habló con los espíritus, pero que se rindió a la naturaleza.
Las nubes, son los jardines de mi palacio, que se desvanecen con el tacto de mi cuerpo.
El pánico a la revelación atravesó con sus clavos al conocimiento que desapareció, bailando entre las llamas resurgiendo como un fénix.
Los ramas de árboles que quisieron ser hojas, forman un solo tronco hendido por el rayo.
Anhelo el recuerdo de la boca que me entregó el placer , las piernas que abrieron la puerta de la pasión, desaparecieron. No hay Afroditas ni Narcisos en el monte Olimpo de mi leyenda.
Chronos se regocija mientras sus fauces me devoran....
