Puedo ver en esos días donde la soledad me abraza aquellos momentos que no supe aprovechar, oportunidades que solo queda lamentar amargamente mientras las horas pasan y te preguntas si tendrás otras ocasiones y si esta vez no fallaras.
Puedo percibir el potencial de la gente incluso antes de que ellos mismos lo sepan, y eso que se vislumbra un don a veces se convierte en una maldición, ya que como las abejas no pueden resistirse a las flores, tampoco yo puedo evitar acercarme a quien tanta luz desprende, por lo que puedo provocar una explosión de sentimientos o una estampida digna del oeste.
Lo que no puedo en ningún caso es ver mi propio potencial, solo alcanzo a adivinar lo que llevo dentro pero a pesar de dar consejos a los demás para mí no los sé aplicar, puedo ver el universo en un segundo pero no puedo liberar que tengo en mi alma para mostrar.
Y así puedo ver la vida cual película, buscando siempre mi camino teniendo suerte con los amigos, ansiando amores perdidos y ese nuevo que se me antoja esquivo, el que llena el corazón y el cuerpo tiembla de pasión, en cada beso, cada caricia y mirada que furtiva espera su ocasión.
Puedo ver ante mi dos destinos, uno funesto y oscuro, lleno de soledad y otro brillante y cubierto con el manto de los sueños cumplidos que me llevan de la mano cada noche, puedo ver el bien y el mal pero como mero expectador yo no puedo opinar.
