Una vez me enamoré... pero no fue de una persona sino de un lugar, tomé una decisión que cambió muchas vidas, la de toda una familia, me enamoré de unas calles, de sus paisajes, de los edificios y monumentos, de sus secretos e historia, de su cielo.

Me quedé prendado del firmamento, de ese manto que te arropa en cada parte de la ciudad, miles de estrellas parpadeando haciendo guiños, consiguiendo que te veas un pequeño punto en el universo, asi que sigo mirando, profundizando en cada horizonte hacia el infinito, lanzando mis pensamientos mientras siento cada respiración y los latidos de mi corazón.

Y sigo mirando, deseando nuevas aventuras, preguntandome si alguna vez saldré de la rutina, hablando con la soledad como mi mejor amiga y el espacio como mi ventana personal.

Me enamoré del sitio que vio mi primera chispa de vida. y aunque no fue fácil volver, espero que el destino me de la oportunidad de consumir mis temores, lamentos y pecados en el fuego y así renacer cual ave fenix, majestuoso y lleno de fuerzas, lleno de brillo como esas estrellas, asi que sigo mirando.

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