Fetiche a Lo Prohibido, al
Placer, a la Excitación, al
Dolor.
Tez que hace alarde de su figura.
Por la que odiosos ángeles sacrifican su santidad al codiciar con morbo sacro y fetiche alado.
El exotismo y perfección terrenal de tan perversa piel.
Mirada tiernamente embaucadora.
Que flagela con obstinante seducción y abofetea la sordidez con excitante insinuación.
Tortura mi temor con hechizos carnales y confesiones pasionales.
Labios mortalmente ensiluetados con la más carnosa de las sedas.
Embalsamados con el más espeso y embriagante de los vinos.
Y encendidos con la sangre hiriente que palpita al son de su impaciencia.
Ansían devorar el alma de sus más dignos amantes o esclavos.
Naciste para ser venerada por la hostil estética.
Para ser envidiada por la naturaleza.
Para ser la evidencia que confirma la existencia de lo divino en el universo.
Eres el motivo más coherente por el cual agoniza mi cordura resucitando mi locura.
Eres la causa por la que incautos dementes aborrecen la odiosa y condenada mesura.
No mereces ser ángel.
Ni siquiera diosa.
Tu belleza es infinita.
Es sobrenatural.
Es metafísica.
Incompresible para mi razón.
Indescriptible para mi elocuencia.
Tu hermosura no tiene razón ni ciencia que la entienda.
Por no ser ese el motivo de su existencia.
Sino el amor por el que respiro y suspiro sin conciencia.
