Mirando con interés, a veces borrosas las imágenes
se desdibujan en sus ojos, que brillan como universo lleno
de estrellas en la noche.
Sus teorias eran como sol y luces coloridas,
un lapidario oculto hacen que en visperas de
esa fecha, mares diminutos caigan por su rostro.
Algo muerto en su interior, su alma dolorida y su cuerpo recostado,
hacen de él una figura yerma, sin vida.
Una amargura de adolescencia ajada, un alba que salvadora, le hace
recordar, ese primer dolor que tangible todavía le queda dentro.
Un sabor agro de fermentación añeja etiquetan sus pensares,
ataviados con vestidos rotos y largos motean sin cesar las fatigosas
sombras del recuerdo.
Pensaba, pasando páginas de viejos libros, dejar atrás los naufragios,
incendios , y empezar a leer o escribir uno nuevo que le traiga el perfume
sublime , capaz de hacer que se pierda en la distancia el dolor y despertar de una larga siesta.