No recuerdo qué fué, a un lado del camino me tiro,
me siento cada vez más amordazada, atada,
ya no importa nada, ni sentires, ni recuerdos,
solo presa y maniatada .
Voy en desesperación, atándome los nudos que
otros me preparan.
Me arranco a mordiscos las últimas
carnes que me quedan, en la oscuridad más absoluta
llega una luz resplandeciente, me besa el alma
y brota un grito mudo,
mientras me lavo con jabón la boca.
Y llegará el día en que todo acabará.
Mientras,,, sigue la fiesta de forma ininterrumpida,
zarzas ardiendo, y un diluvio universal.
Quemaré mis tristes días en una hoguera,
y caerán lágrimas de risas sin fronteras.
Un momento único de estos tus versos que abrazan una angustia atrapada en la garganta. Muchos sentimos lo mismo, mientras nuestros cuerpos se hacen densos ante tanta tristeza.
Acompaño palabra por palabra el sentir de tus versos.
Cuidate.
Saludos.