No recuerdo qué fué, a un lado del camino me tiro,
me siento cada vez más amordazada, atada,
ya no importa nada, ni sentires, ni recuerdos,
solo presa y maniatada .
Voy en desesperación, atándome los nudos que
otros me preparan.
Me arranco a mordiscos las últimas
carnes que me quedan, en la oscuridad más absoluta
llega una luz resplandeciente, me besa el alma
y brota un grito mudo,
mientras me lavo con jabón la boca.
Y llegará el día en que todo acabará.
Mientras,,, sigue la fiesta de forma ininterrumpida,
zarzas ardiendo, y un diluvio universal.
Quemaré mis tristes días en una hoguera,
y caerán lágrimas de risas sin fronteras.