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Quemar Cada Minuto

Son tantos los pensamientos que empapan mi almohada… cada noche, antes de dormir, la cabeza da mil vueltas, se imagina cientos de situaciones, ve futuros, cada vez menos lejanos. Pero los pensamientos, en ocasiones, se convierten en lágrimas que continúan empapándolo todo a su paso.
Cuando despiertas por la mañana, la almohada ya está seca y lo que tienes ante ti es el mismo y deprimente presente de siempre. En ese momento, los futuros de la noche anterior sí que parecen muy lejanos, y todo lo que imaginaste, soñaste o fantaseaste se vuelve absurdo y completamente irreal. Te sientes como una niña pequeña a la que le acaban de escupir en la cara que la magia no existe, que los príncipes y princesas sólo viven en las páginas de sus cuentos infantiles y que la vida se hace tan dura y complicada que prácticamente cada día deseas volver atrás y vivir pegada a tu osito de peluche.
Quemar cada minuto se convierte entonces en tu futuro inmediato. Salir a la calle y seguir con tu vida, consumiendo cada instante por si acaso el mañana no se dignara a aparecer. Y lo que tienes es lo que hay y no hay más que puedas tener.
Pero cuando llega la noche y el día se ve como un simple número que tachar en el calendario, en ese momento, los pensamientos vuelven a empapar mi almohada…
Reich07 de diciembre de 2011

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