Abro mi alma en un acto impúdico,
con manos temblorosas me descubro,
cometí el más infame de los delitos
recibí un beso y devolví una traición.
En mi senda está la aflicción
por tal deslealtad cometida
contra ti mi caballero portaestandarte,
progenitor de mi inocencia.
Eres el espejo en el que me miro
gentilhombre de corazón intrépido,
te amo desde el mismo momento
en que vi tu luz en mi sendero.
Paradigma de sabiduría,
saciabas toda mi curiosidad
de infantil criatura
ávida de saber.
Mi corazón era puro e inocente
hasta que el amor perturbado
lo envolvió,
y como una bestia en cautividad lo dejó.
Como un reo espero mi ejecución
por tal vil equivocación,
y busco con ello el perdón,
que ansía mi corazón.
Hogaza de miga densa, tu poema, a la que no sabes por donde atacar.De cualquier forma versos con sentimiento puro de liberación...quizá de redención.
Un saludo