Deberías ver las rozaduras de mis talones, por ir caminando con mis pies descalzos por el cerro. La vigilia me tiene inquieta, ya te lo dije, subida en la loma mirando al horizonte esperando. Se que éste es el Valle, y desde aquí veo el sendero donde nos debíamos encontrar, lo recuerdo perfectamente, pero tu insistes en lo contrario.
Te miro y te veo envejecida, los cabellos grises, dudo en si eres mi hija aunque tu voz tiene el familiar gorgoriteo de mi niña.
"¡Mamá no va a venir!", me gritas, que niña más maleducada, sus padres no supieron educarla bien.
Me aferro a mi vigilia, lo único claro que hallo en mi mente.
Bueno y bello texto Remi. Dentro de su sencillez tiene una profundidad muy honda. Nos aferramos a veces a los recuerdos y siempre los recuerdos nos desbordan. Un abrazo amistoso.