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Your Heaven Is a Lie (i)

~♥~‎Ella era Rose... No “Rosemary Geller, de 27 años de edad, domiciliada en...” Y yo era Miguel. No uno de los “Queridos hermanos, nos hemos reunido aquí...” ¿Por qué siempre utilizaban aquella formula en las bodas y los funerales? Queridos... ¿Por quien? ¿Por Dios? Si tanto me había amado ¿Por qué me había echo esto? Recordé el "Ve con Dios" que ella me había dicho en castellano... Dios debió tomar el rumbo equivocado en algún momento, hace 48 horas

Lentamente aquel cajón de madera en el que ella reposaba, bajo hacía el maldito agujero que sería su última morada. Sus familiares mas cercanos se peleaban por el asiento delantero, hincándose de rodillas al suelo y suplicando con sollozos desgarradores que todo esto no fuera mas que una dramática pesadilla colectiva.

En menos de 48 horas mi utopía se había reducido a una lapida, con su nombre grabado en ella y una diminuta casa en los suburbios llenos de recuerdos. Permanecía oculto, bajo el abrigo de un grueso roble, mientras elevaba a un Dios en el que no creía mis plegarias por su dulce alma. Por alguna razón, la conciencia oscilaba entre este escenario trágico y el escenario, de una discusión sin sentido, por un argumento inválido.~♥~

San Petersburgo, Rusia. 4 de agosto de 19—

-No me casare contigo, Miguel Bratovitch-No había falsedad en su voz, ni siquiera un resquicio de humor para detectar el chiste en todo ello. Airada se mantenía entre el televisor y el sofá, donde yo estaba despatarrado-Simplemente no puedo…

El corazón perforo mi pecho, en un sentido metafórico y lo vi postrarse a sus pies, listo para ser aplastado. Temía que aquellas horribles discusiones que amenazaban con destruir nuestra relación hubieran vuelto. En un acto sumamente estúpido por mi parte, mientras le hacía la propuesta de matrimonio más ridícula del mundo, me había explayado en detalles acerca de lo que en verdad era… Y de eso habían transcurrido dos semanas ya. Insistía, con aquella terquedad que tanto amaba, pero que también odiaba, que no valía la pena que yo gastara mi eternidad en una insulsa mortal, expuesta a demasiadas tragedias para morir antes de tiempo. Luego las discusiones habían girado en torno a que según ella mi egocéntrico y egoísta ser se negaban a otorgarle la inmortalidad como si fuera un anillo de compromiso…

Durante aquellas dos semanas, desconocí completamente a la mujer de la que me había enamorado. Esa torpe mortal que se había adueñado de mi vida y robado mis suspiros, ahora no era más que una cascara vacía corrompida por el deseo de poseer algo que no le correspondía. Ahora en realidad no encontraba motivos para seguir insistiendo en hacerla mi esposa, y en jurarle por el tiempo de vida que tuviese que la haría la mujer más feliz.

Gritos y más gritos. Una competencia infernal por saber quien tenía mas potencia en la voz. Insultos, apodos, maldiciones… Estábamos cerca de cruzar entonces, la línea entre el amor y el odio y prefería marcharme ahora, recordando su mirada humilde antes que su soberbia despreciable.

Sacudiendo mi cuerpo de la pereza existencial, aquel día me había marchado en ese mismo instante dejándole como ultimátum su decisión, sobre si me quería en su vida con mis condiciones, o lejos de ella, con las suyas.

~♥~El ministro rezó el Padrenuestro, que escuchamos con la cabeza inclinada. Y luego, silencio. Me sobresalte cuando su voz tronó:
-Rosemary Geller, te depositamos en la tierra, y te confiamos a la mano de Dios.
Sin levantar la mirada susurre para mis adentros, en castellano, “Ve con Dios”~♥~
Sailormercuri27 de julio de 2012

1 Comentarios

  • Sailormercuri

    Las partes marcadas con ~♥~ Corresponden a una adaptación parcial de un fragmento de la obra "De Regreso al Hogar" de Danielle Steel.

    27/07/12 05:07

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