En el número 4
de la calle en que vivo
de mi ciudad de Oviedo
un hombre sin historia para mí
sale al portal, observa el cielo
y abre el paraguas
mirando sorprendido
que la lluvia me caiga
como si en mi conciencia
no existiera.
Sus pensamientos son iguales
a los de cualquier otro que me viera
al salir del portal número 7
de un barrio de Madrid
o en medio de una ribera castellana
convertida en laguna al desbordarse el río
donde mi padre me vio pedalear
con el agua a la cintura
y suspender con una voz
aquel primer ensayo sin federar
de bici sobre el agua
en esos 12 años en los que empiezas a saber
que el rostro de la vida
contiene muchas muecas
y de esa abstracta belleza
que contiene la lluvia
posdata existencial que nos remiten
desde el número final del cielo
cuando al caer nos habla
a los que como yo necesitamos saber
como explicarme mi ciudad
sin ella.
Sandor
Al leerte he sentido un estremecimiento, era como si yo hubiera vivido tu vida, me resulta todo tan cercano, todo aquello que cuentas.
Cada día abro esta página y tengo la esperanza de que hayas escrito algo, me gusta leerte, me encanta.
Creo que le diré a Danae, a Beth a Alumine a Albasilencio, a las matriarcas de esta página, a todas esa poetisas maravillosas y a alguna más, les diré que tenemos que escribir algo juntos, todos, ella, tú, yo, creo que se lo debemos a la vida, tu talento es maravilloso.
Un saludo.
Pol