He cuidado de tus secretos y he ahuyentado a esos demonios tuyos.
He tomado tu mano y he iluminado el camino.
He olvidado dónde estaba el mío, y hasta he olvidado quien era yo.
Limpié tus heridas, acabando el alcohol. Las mías se infectaron de puro dolor.
He llorado por tu ausencia, y ni siquiera tenía a mi mi compañera a mi lado para decirle que como me sentía. Sólo quedaba esa nostalgia poco tranquila.
Tú has seguido con tu vida sin titubear, me habías señalado con el dedo que me llenó de culpa.
No sé que he hecho mal, o si has sido tú. Solo quiero decirte que no te guardo rencor. Aunque te he traído a mi casa y te he presentado a mis padres.
Nos he imaginado juntos, unidos como siempre. Ahora veo que esa unión nunca fue real, y que la fantasía era parte de la verdad.
No es rencor, pero no extraño en nada nuestra amistad. Porque no era sano darte tanto, sabiendo que a mi lado me sonreías, pero que a mis espaldas me mentías.
Ojalá y seas feliz en tu nueva vida.
Ojalá y dejes de lado las mentiras.
