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La Hamaca

Aquella niña se sentó en esa vieja y oxidada hamaca, como tantas otras veces, para disfrutar el sol del atardecer.

A su lado había una pared, que escondía lo que ella pensaba, una hermosa casa llena de flores. Sus vastas y exóticas enredaderas traspasaban el muro y ella solía ponerse en puntas de pie para poder acariciar las hojas con sus pequeñas manos. A juzgar por los mezclados aromas que el viento le traía, sus vecinos seguramente tenían un jardín lleno de rosas, jazmines y tulipanes.

Tentada por la curiosidad, mil veces pensó en asomarse con su hamaca para contemplar aquel nuevo mundo, pero nunca se animó: sentía miedo. Miedo a volar, miedo a las alturas.. miedo a lo desconocido, por más bello que fuese.

Era tal ese miedo que jamás había podido siquiera hamacarse: se sentaba tranquila, con sus pies firmemente apoyados en la tierra, para no marearse o de vez en cuando se mecía tímidamente.

Lo cierto es que en aquellas tardes dejaba volar su imaginación, aunque no pudiera hacer lo mismo con su cuerpo. Pensaba en todo lo que quería ser, pero la desilucionaba la idea de no llegar a lograrlo.

Asi transcurrieron sus tardes, entre lo que deseaba ser y lo que en verdad era.

Aquella misma niña, ya adolescente, se hallaba sentada en la hamaca escribiendo en su diario íntimo, con los pies firmemente apoyados.

De a ratos recordaba su niñez con cierta nostalgia. Rememoraba sus desamores, las pérdidas que sin querer le había regalado la vida... Pasaba más tiempo lamentando lo que no tenía, que disfrutando lo que aún conservaba.

Esa misma adolescente, ya adulta, se sentó una vez más en aquella vieja hamaca. Las cadenas que la sostenían se hallaban tan cubiertas de óxido que no hubiera podido siquiera moverla. Se había sentado decidida a afrontar su miedo, pero al comprobar la estática sillita, le dieron ganas de llorar, debido a la impotencia que sentía de no poder mecerse cuando al fin había tomado la decisión de hacerlo.

Casi milagrosamente sus lágrimas tomaron contacto con las cadenas y al rozarlas fueron quitando el óxido que las enmascaraba. Al instante sintió como si dos brazos invisibles la empujaran por la espalda, invitándola a hamacarse.

Al principio gritó de miedo, hasta que al fin pudo vislumbrar aquel hermoso jardín con el que tantas veces había soñado. No podía entender cómo sus temores le habían impedido contemplar aquella hermosa realidad durante tanto tiempo. Ya no sintió miedo.

Mientras iba y venía, impulsada por aquella fuerza sobrenatural, olvidó todo lo que no fue, ni será. Por primera vez recordó aquello que en verdad era y lo que en verdad tenía. Hizo a un lado todos sus temores de perder lo que poseía, de enfrentarse a lo desconocido.

Y ya no volvió a cuestionarse nada más... Esa fue la primera sonrisa sincera que tuve en 19 años

Gracias por haber sido los brazos que me hamacaron

Semillaplanetaria8819 de abril de 2008

7 Comentarios

  • Knortsuiza

    WOW, me gusto mucho, eres nueva, verdad??'', si es asi te doy la bienvenida a este espacio, que es para compartir lo que tienes dentro, o solo escribir XD, pero bueno no te hostigo mas, me despido, y me gusto mucho, aquí estoy para lo que se te ofrezca n_n, y una ultima cosa, gracias por leer mi escrito, te lo agradezco bueno ahora si me voy bytes

    20/04/08 07:04

  • Mejorana

    Muy bueno.
    Me he visto a mí misma sentada en la hamaca de mi infancia con una pared igual a mi lado.
    Pero te prometo, que yo sí salté la tapia para robar aquellas flores y los nísperos que había en el árbol del centro del jardín.
    Me hacía una bolsa con mi falda y los ponía dentro volviendo a saltar la pared con nísperos incluídos.
    No sé qué hice con ellos, pero la emoción de la aventura que repetí en secreto tantas veces, no me la quita nadie.
    Todavía la sueño.
    Es la primera vez que lo cuento.

    Fíjate qué vivencias me ha traído tu relato nacido de entre las estrellas.

    Un beso

    20/04/08 01:04

  • Caroarias

    Me gustó la manera en haces que una simple hamaca represente la vida...tu vida? de ser así, espero que vengan infinidad de sonrisas sinceras...bueno, ahora me voy, tengo que tomar impulso para hamacarme mas fuerte!

    21/04/08 02:04

  • Veronica

    Hermoso! me gustaron mucho tus palabras, me identifiqué en varias partes de tu texto. Yo he sido más bien de saltar las tapias, de alcanzar manzanas de árboles altos ( no era robar porque pedía permiso) de saltar del techo de casa con un paraguas, de treparme a lo que podía. Pero de cosas más bajas y con menos riesgos, no me he animado y despues me arrepentí. Me encantó!

    21/04/08 08:04

  • Franco

    hola belleza te doy mi bienvenida hoy,aqui y esperemos para siempre...bueno lo tuyo y bien por dar un poco de aire fresco...de donde sos??deja tu data en el espacio de perfil...

    te invito a que me leas....

    23/04/08 08:04

  • Shila

    He leidotodos pero dejo aqui el comentario ,me gusta lo que escribes, yo siempre escribo mas tetrica y negativa, no es que yo sea asi pero de siempre escribo de esos temas mas oscuros,espero leer algo nuevo pronto un besito,la hamaca es el que mas me gusto.

    30/04/08 07:04

  • Aroint

    hola semilla! me ha gustado mucho el de la hamaca porque describe un momento importante que has vivido, y es un momento por el creo que todos hemos pasado; para mi fue una montaña rus, para otra persona puede ser...cualquier cosa, es una experiencia igual para todos y a la vez diferente cada uno de nosotros...
    me ha gustado el ultimo escrito que has publicado y se me ha hecho interesante porque he podido "vivir" como son para una chica ir descubriendo lo que son las relaciones, el amor..yo al ser chico lo he vivido de otra forma, con lo cual me ha gustado poder verlo desde "el otro lado"...se te ev madura para la edad que debes tener jeje
    sigue asi!

    20/05/08 09:05

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