Desde mi frente se tira al vacío,
venda mis ojos para que no mire.
Se detiene en mi boca buscando mi lengua.
Sigue su caída dando giros por mi cuello,
me abraza me estrangula, me quita el aliento.
Bebe de mis senos casi al ahogarse.
Se queda jugueteando un rato en mi ombligo.
El deseo da un salto a mis pies,
se entrelaza uno a uno con mi dedos
y comienza a escalar.
Araña mis piernas, con fuerza las abre
y llega como caballos salvajes a mi sexo,
como una rosa, deshoja, lame y penetra,
llega al corazón y allí se aloja.
Te espero...