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Capítulo 8: Will

¡Por fin sábado! Toda una semana de agobios y sorpresas llegaba a su fin. Podría pasar el día entero con Will y el domingo practicar mi poder con Hiela y Luna. Pero lo primero era echar la carta al correo.
Después de esta y otras muchas tareas que me había encargado mi madre, le envié un mensaje a Will. “En la chocolatería en media hora”. Al momento recibí una respuesta afirmativa.
Cuando llegué él ya estaba.
- Hola – le saludé, pero antes de que pudiera acabar de decir nada, me plantó un beso sin previo aviso. Nunca pensé que se pudiera besar así. Había un tono triste y melancólico. Muy preocupado, digamos -. ¿Te ocurre algo?
- No, ¿por qué?
- Nunca me habías besado así.
- Sólo te he besado un par de veces, no puedes comparar aun.
- Tienes razón, todavía queda mucho tiempo para eso.
- Eso espero – susurró. Tenía la mirada perdida no sé donde, como ausente. Me pegué aun más a él y soltó un suspiro.
“Le ocurre algo y no me lo quiere decir”, pensé.
- Vamos al parque – me dijo.
Fuimos y caminamos un buen rato debajo de los árboles. Miles de colores naranjas y marrones se mezclaban en el paisaje. Nos sentamos en un banco y me abrazó con mucha fuerza. Apoyé la cabeza en su hombro y al rato sentí gotitas muy calientes. Le miré, un buen rato. Estaba llorando y yo me sentía mal por ello. Una sensación de culpabilidad me inundó no sé porqué y comencé a llorar también, solo que mis lágrimas eran heladas.
- Tú no tienes que llorar, la culpa de todo esto es mía – me dijo mientras se quitaba las lágrimas. Luego con la mayor suavidad posible me acarició las mejillas y me besó.
- Dime que te pasa, tal vez lo podamos solucionar juntos – le susurré.
- No, no. Esto es cosa mía. Por la tarde ya te llamaré.
Nos levantamos los dos y se despidió. Estuve allí parada mucho tiempo, pensando en qué había ocurrido de la noche a la mañana para que estuviera así. ¿Acaso yo ya no le gustaba? No, sino no me hubiera besado. ¿Me la había jugado con otra? No creo, él no es así. ¿Entonces qué? No me había hecho daño ni nada y aun así decía que toda la culpa era de él. ¿Qué culpa?
Me fui a casa de Inés a desahogarme. Su madre ya me conocía y me dejó pasar. Al entrar en la habitación de mi amiga, me eché a sus brazos y lloré todo lo que quise y más.
- ¿Qué te ocurre Sam? Cuéntamelo con calma, anda – me decía. Le conté todo -. Pues no sé que le puede pasar pero ya verás como todo se soluciona en un abrir y cerrar de ojos.
- Espero que sea así, Inés. Me gusta mucho Will y no soporto verlo así.
- Ni yo a ti así – me dijo.
Estuve poco más con Inés y me marché a casa. Tenía otra carta en el buzón. Anónima, cómo no. El mismo autor, el mismo encanto, solo que esta vez los relatos tenían un final triste. Los personajes morían o eran separados cruelmente. Al final, otro párrafo. “A veces es mejor dejar las cosas tal y como están. Hay algunas que pueden hacer mucho daño”. Me puse a escribir y esta vez puse una frase que no era mía. “El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor; de Aldous Huxley”.
Luego me llamó Inés, quería que nos viésemos en media hora, en frente del instituto. Eché la carta al correo y, aun así, llegué 15 minutos más temprano de lo acordado. Daba igual, el tiempo últimamente pasaba a la velocidad del rayo. Me apoyé en un árbol y escuché voces conocidas detrás. Me giré y vi que eran Inés y Will, por lo que me quedé quieta para que no me vieran.
- Will, Sam está fatal y por lo que veo tú también. Tienes que hablar con ella sino no sé como acabará – decía Inés.
- Es muy complicado, y no creo que se lo tomara muy bien.
- Más vale que lo arregles porque no voy a dejar que mi mejor amiga acabe por los suelos.
Luego oí pasos alejándose. Fui hasta donde estaba Inés sin dar muestras de haber escuchado nada. Hablamos un rato de cosas banales, sin motivo de ser. Ella solo quería que me distrajera. Luego fuimos al cine y vimos una película.
Al salir del cine y despedirme de Inés vi que tenía varios mensajes de Will. El último, de hacía diez minutos, me pedía que fuera al parque.
Media hora después ya estaba allí.
- Hola – le saludé al llegar.
- Tenemos que hablar – me dijo en tono muy serio -. Te pido que me escuches hasta el final por muy mal que te parezca. Por favor.
- De acuerdo.
- Lo primero – dijo mientras se sacaba algo de los ojos -, que me veas de verdad – parpadeó un par de veces y me volvió a mirar. Le vi los ojos. Miedo, ira, terror, furia. Me invadieron muchos sentimientos que nunca antes había sacado a la luz. Cómo no me había dado cuenta antes de quién era. Su misteriosa actitud de esa tarde podía encajar con él, ahora que le veía de verdad.
- Veo que sabes quien soy – me dijo mientras me miraba con esos ojos que no mostraban ningún mal sentimiento, pero que ya conocí y no por buenas experiencias.
Rojos. Rojo fuego, para ser exactos.
Sobras13 de noviembre de 2008

3 Comentarios

  • Sobras

    Creo que me qued? un poco corto y el final algo abstracto. Ya mejorar?! Gracias a todos los q lo habeis leido.

    13/11/08 07:11

  • Fantasiia

    Ya se quien es el tio! La verdad lo supe ya desde un principio.
    Bueno que te quedo my bien, y ahora habr? que esperar hasta que publiques el siguiente c?pitulo.
    Gracias x pasarte!
    Un beso
    Chao

    13/11/08 08:11

  • Purple

    que bueno sobras.. esta genial... ya sabes... toy esperando por la continuaci?n aunque ya me se un cach?n.. pero eso no es suficiente para m?..
    un beso wapetona... chausss

    14/11/08 07:11

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