Me he dado cuenta de que todas mis reliquias se han ido fundiendo con el tiempo y sus formas específicas de destrucción. No sé ser esposo, ni padre, ni escritor. Todas las dificultades se han desarrollado con la convulsión de sentimientos y el olvido de los momentos de luz y oscuridad de los años anteriores, y aquí, vivo, pero con la vida desvanecida.
Mi esposa no es ya la sonriente mujer que se apoderaba de lujuria con la cerveza. No soy el único que leyó los secretos más íntimos de sus piernas ni el que se alimenta con la ficción de sus pechos.
Mi hijo vive asustado, con mis gritos y mis esperanzas de valentía. Con los golpes a la pared y con los puntos de dolor en mis puños. Teme que un día le arranque la cabeza sólo por su llanto desvelado.
Mis párrafos son como arena arrastrada por el mar, están al sol unos segundos y luego mueren ahogados, en el olvido de todas las huellas que los sintieron.
Nunca fui buen hijo, ni buen trabajador. Sólo fumo y bebo; mi mujer es indiferente con sus calumnias y sus gritos. Tantas mentiras mías y nuestros sentimientos se han arrancado ya del corazón. ¿Qué ves, niño?
Tu aun no tienes el peso de la tristeza sobre tus hombros, voltea a otra parte, al techo, a la felicidad.
Antes que nada BIENVENIDO a TusTextos.com espero te la pases bien encompañia de los demas pensadores, te recomiendo que no dejes de leer a los demas para ir aprendiendo junto en el camino.
Ha sido una aventura interesante la que nos regalas, nadie nos enseña como vivir la vida y asi sin mas la vamos cachando, con nuestras esposas e hijos.
Saludos muchos.