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Gelatina


Erase una vez, hace muchos, muchos años, un lejano reino, donde reinaban el rey Joso y su esposa, la reina consorte Soféa. El rey Joso era un hombre divertido y jocoso, tenía un gran corazón y era muy bueno con su pueblo, por eso todos le querían mucho. Su esposa, la reina Soféa, había seducido al rey y se había casado con él, con el único fin de tener hijos de sangre azul y que tuvieran un corazón grande y noble como el de su esposo. Ella, la reina, era en realidad una vieja zorra. Cuando Soféa era joven, en las noches de luna llena se transformaba en una joven atractiva y seductora, y gracias a esto consiguió el alma de tres apuestos jóvenes que canjeo por poderes de bruja, gracias a los cuales, y a algunos conjuros del libro de mágico de las brujas, consiguió apariencia humana, y apenas se notaba que en realidad era una vieja zorra.
Los reyes tenían dos hijos; el príncipe Roncón y la princesa Gelatina. El príncipe era amante de las gestas y las aventuras más allá de los confines del reino, era el heredero al trono, noble como su padre, jocoso y con un gran corazón, aunque un poco inocente y demasiado bonachón. La princesa Gelatina, dulce, hermosa, inocente y soñadora, y& por supuesto también de sangre azul.
La princesa es la protagonista de nuestro cuento: Ella era una joven guapa y esbelta, trabajadora, comprensiva, simpática, amable&en fin un cumulo de virtudes, aunque a veces asustaba a los jóvenes del reino, ya que el constante convivir con el príncipe Roncón la había embrutecido un poco. La princesa era muy soñadora, soñaba con que un día vendría un apuesto caballero que se enamoraría de ella y juntos serian felices para siempre&
Un día llego un caballero de lejanas tierras, el caballero Osvaldo, este caballero, Osvaldo, procedente de la tierra Demedia, tenia apariencia normal, incluso parecía sensible y buena persona, pero en realidad no tenia alma.
Cuando el caballero Osvaldo era jovencito, en su tierra, la tierra Demedia, una joven zorrilla le había robado parte de su alma, y aun con sus heridas sin curar, otra joven zorra le robo la parte de alma que le quedaba, Osvaldo se quedo muy triste sin su alma y tenía miedo de perder también el corazón, por eso fue que decidió enfundarse en una coraza que le protegiera el corazón, para que nadie se lo pudiera robar también. Esta coraza era invisible y no se notaba apenas, solo se veía la cadena con la que él la sujetaba para no perderla nunca, Osvaldo tenía mucho miedo de perder su coraza y que alguien pudiera acercarse a su corazón y robarle el trocito que le quedaba, ya le habían dejado sin alma, no quería perder también el corazón, por eso sujetaba su coraza con una fuerte cadena que llevaba rodeando su cuello y esta cadena estaba cerrada con un pesado candado que él creía muy seguro. Osvaldo era consciente de que la cadena y el candado rodeando su cuello eran un poco ridículos, pero es un precio que estaba dispuesto a pagar para conservar su corazón a salvo.
Cuando Osvaldo vio por primera vez a la princesa Gelatina, pensó que la princesa tenía un revolcón, como pensaban casi todos los caballeros al verla. Cuando Osvaldo estaba en compañía de la princesa estaba muy agustito, pero Osvaldo no tenía intención de cortejara a la princesa, ni mucho menos de hacerla feliz para siempre.
Un día ocurrió, sin saber muy bien cómo, que Osvaldo se vio abrazando a la princesa, entonces, aunque tampoco lo tenía previsto, decidió besarla y&
&le gustó. Entonces, otro día, volvió a besarla, Osvaldo estaba feliz junto a Gelatina, cada día que pasaba le gustaba más estar junto a ella, cuanto más la conocía, más tiempo quería pasar junto a ella. Osvaldo se ponía bajo el balcón de la princesa y le recitaba poemas de amor, frecuentaba el palacio cada vez con más asiduidad, no se perdía ni una sola fiesta de palacio. Osvaldo se desvivía en atenciones hacia Gelatina y la trataba como lo que era, una autentica princesa.
Gelatina pensó que había encontrado el príncipe de sus sueños, cuanto más amable y atento era Osvaldo con ella, más enamorada estaba la princesa. Gelatina nunca había estado enamorada y no sabía distinguir el amor verdadero, ella pensaba que eso era amor verdadero y pensaba que era mucho mejor de lo que había imaginado. La reina Soféa, que era una desconfiada y una mal pensada, un día le dijo a su hija: Gelatina, hija, no debes abrir tanto tu corazón, si abres tu corazón, te pueden hacer daño, y el dolor de corazón duele mucho. La princesa, inocente y confiada, le contesto a su madre: que desconfiada eres Soféa, se nota que eres una bruja, Osvaldo es bueno y el nunca me haría daño, al menos intencionadamente.
Osvaldo y Gelatina vivieron durante un tiempo muy felices, a ambos les gustaba pasar tiempo juntos, a veces, sin hacer nada, solo abrazados dejando pasar el tiempo se sentían felices el uno junto al otro, notando el calorcito de sus corazones.
Osvaldo estaba tan agusto y era tan feliz junto a Gelatina que hasta se olvidó de que tenía que esconder su corazón por si alguien decidía atacarlo.
Entonces, un día, la princesa Gelatina dijo o hizo algo (*), algo& que hizo que Osvaldo sintiera una punzada en el trocito de corazón que le quedaba, Osvaldo, al notar el dolor, recordó como le dolió cuando era joven, y como se prometió que no le volvería a ocurrir, se dio cuenta de que Gelatina estaba demasiado cerca de su corazón, no podía permitir que le hicieran daño otra vez. Ese día, Osvaldo revisó su coraza invisible y vio que con tanto arrumaco se le había descolocado un poco y no le estaba protegiendo del todo. Osvaldo, durante un viaje oficial de la princesa a un reino vecino, se recoloco su coraza, comprobó que la cadena que llevaba al cuello no había perdido ningún eslabón, aseguró el candado que cerraba esta cadena y decidió que Gelatina no le descolocaría más su coraza, decidió alejar su dañado corazón de el corazón grande y cálido de Gelatina, sin decirle nada a ella. No se sabe si a Osvaldo le faltó valor para sincerarse con Gelatina y explicarle lo ocurrido, o si tuvo miedo a que ella se alejara antes de que la coraza volviera a cumplir su cometido y eso le hiciera sufrir de nuevo, pero los sentimientos de Osvaldo no importan mucho, recordad que la protagonista de este cuento es Gelatina, Osvaldo es solo un personaje secundario, no importan sus sentimientos.
Después de recolocar su coraza, Osvaldo dejó de tratar a Gelatina como si fuera una princesa. Lo primero que Gelatina notó, fue un día que ella tenía previsto pasar junto a Osvaldo en palacio, aprovechando que el príncipe Roncón se encontraba en una de sus gestas y que los reyes iban a pasar la jornada en su palacio de invierno, para disfrutar de las ultimas nieves. Ese día, para sorpresa de Gelatina, Osvaldo la dijo en el último momento: Gelatina, mejor es que vayas con tus padres a pasar la jornada disfrutando de las ultimas nieves, yo tengo otros planes. Esta fue la primera vez que Osvaldo trató a Gelatina como si no fuera una princesa, pero no fue la única, hubo muchas más ocasiones en que el la trataba, más como si fuera una zorra que como se trata a una princesa. Tan evidente fue el cambio en el trato que dispensaba Osvaldo a Gelatina, que en una ocasión, la vieja zorra Soféa, le dijo a Gelatina: Gelatina, hija, me da la impresión de que Osvaldo ya no te quiere como antes, ya no te dispensa las atenciones que te mostraba antaño,..Tal vez deberíais dejarlo, la princesa, lejos de escuchar las advertencias de su madre le contesto: ya he hablado con Osvaldo, me ha dicho que este cambio es debido a& sus cosas y& sus problemas, que sí que me quiere, y que no me preocupe. Yo no puedo abandonarlo solamente porque no lo entiendo. Si está mal y me necesita, no le voy a dejar solo, al contrario, voy a quererlo y cuidarlo más que nunca
Así fue pasando el tiempo y Osvaldo cada vez la trataba peor, Gelatina le justificaba casi todo, ella era muy comprensiva, pero una vez se enfadó con Osvaldo y decidió dedicarse a estudiar sus pruebas de princesa mientras dejaba pasar su enfado. Durante este tiempo Osvaldo aprovechó a colocar bien firme y segura su coraza, su ridícula cadena y su candado y decidió no dejar que Gelatina se acercara nunca más a su corazón, así no le descolocaría más su protección.
No sabemos bien los motivos que le llevaron a Osvaldo a decirle a Gelatina lo que le dijo, y tampoco importan, pues como hemos dicho, no importan los personajes secundarios. El caso es que Osvaldo le dijo a Gelatina: nada de lo crees haber vivido es verdad, solo es un cuento que he escrito para mí, me apetecía escribirme un cuento en el que yo era el príncipe
Gelatina, gracias a la educación de princesa que había recibido fue capaz de mantener la compostura en presencia de Osvaldo, pero sintió como el corazón le quedó partido a la mitad. En su mente, imaginó como Osvaldo partía en dos un dibujo de un corazón que tiempo atrás ella le había regalado a Osvaldo, como símbolo de su amor, y sintió como si no solamente la hoja dibujada se partiera en dos, sintió como su corazón se desgarraba, apenas podía soportar el dolor, todo su sueño cayó de repente como un castillo de naipes, no entendía bien lo que había pasado, no entendía lo que Osvaldo la había dicho, y si lo entendía no se lo creía del todo, ¿qué es la mentira?, ¿Todo es mentira?, ¿Todo es falso?, ¿Y el amor que sentía Gelatina?, ¿Si Osvaldo no era más que una actuación, qué es lo que ella sentía?.
La princesa, sin entender muy bien lo que había pasado quedó sumida en una gran pena. Tenemos que comprender que era el primer tortazo que le daba la vida.
Las gentes que frecuentaban el palacio sentían lástima por la princesa, todo el reino sentía la tristeza de la princesa, los cortesanos de palacio se volcaron en ayudar a la princesa a encontrar de nuevo la felicidad, todo el reino intentaba ayudar a la princesa Gelatina. El que más se volcó en atenciones con la princesa Gelatina fue el príncipe Roncón, que no cedió en su intento hasta que la princesa volvió de nuevo a cantar y a sonreír.
La reina Soféa, como tenía el corazón oscuro, en vez de preocuparse por ayudar a la princesa comenzó a pensar cómo podría ella vengarse de todo el mal que el caballero Osvaldo, ese caballero Demedia, le había infringido a su hija. La reina consultó con otras brujas, consultó todos los libros de conjuros que conocía.
Pensó en arrebatarle la coraza para que alguna jovencita le hiriera el poco corazón que aún tenía, consulto los libros y eso no era posible. Pensó en dejarle con la coraza para siempre, en hacer un conjuro para que el candado nunca más pudiera abrirse y su corazón quedara solo, dentro de su coraza para toda la eternidad, tampoco era posible. Pensó y pensó y por fin tuvo una gran idea; Ella sabía de la existencia de un espejo mágico que mostraba a las personas el fondo de su corazón a través incluso de las armaduras. Así que se puso manos a la obra y no cejó hasta que consiguió que un cuervo mensajero le trajera el espejo.
La reina Soféa, valiéndose de toda su astucia se las ingenió para que el espejo llegara a manos de Osvaldo. Cuando Osvaldo tomo en sus manos el espejo y se vio reflejado en el, vio su pedacito de corazón casi congelado, parecía enfermo, le costaba sentir, lo vio tan chiquitito, se estaba atrofiando por falta de uso, en ese momento comprendió que estaba solo, aunque estaba rodeado de otros caballeros, nadie, ningún caballero, ni ninguna damisela había llegado en realidad a sentir la calidez de su corazón, la coraza que llevaba encadenada al cuello cumplía su cometido, su corazón estaba a salvo, pero solo y frío. Por culpa de esa coraza no podía obrar de corazón, su comportamiento era solo una actuación, y su actuación& si no tiene corazón, ¿es verdad o es solo una mentira? Y el& ¿era él también una mentira? Sintió una profunda pena por sí mismo. La vieja zorra Soféa había logrado su objetivo, el daño que sintió Osvaldo era mucho mayor de lo que él podría hacerle nunca a ninguna princesa.
Antes de que el espejo llegara a manos de Osvaldo, en el tiempo que el espejo había estado en palacio, una vez Gelatina entró en los aposentos de sus padres y al ver el espejo sobre la chimenea, curiosa, lo tomo entre sus manos y se vio reflejada en él, vio su corazón grande y fuerte, con mucho amor, y ya sanado. Le gustó tanto esa imagen, que se dio cuenta de que ya tenía todo lo que necesitaba y de que en realidad era la princesa más feliz de todo el mundo conocido.
Por supuesto la princesa Gelatina fue feliz por siempre.
El caballero Osvaldo se quedo un trocito del alma de Gelatina, pero era un trocito que ella no necesitaba. Osvaldo se quedo con el trocito de su alma donde estaba la inocencia de la princesa, esa que hace pensar que existen los caballeros sinceros y nobles.
fin
Sofea21 de junio de 2016

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