El Suspenso Dentro de tu
Mirada
Me recosté en esta cama durante 4 días, sin levantar mi cuerpo ni cuando el aire me faltaba. Mi espalda pegada a las sábanas, las mismas en las que vi por primera vez tu cuerpo junto al mío siendo sólo uno.
Pasada la tormenta más destructiva me senté a cantarte. Aunque estabas a más de dos horas de aquí, sé que pudiste oír mi voz titubeando tu canción entre las gotas saladas que rodaban por ambos costados de mis labios.
Esta noche me recuesto en esta tumba, donde yace mi cuerpo y junto a él, nuestras almas, que aún no desenlazan sus manos, las aprietan más fuerte cada vez que late mi corazón destrozado por el soplo de tus labios.
Y aún espero aquí como una semilla desolada, en esta tierra seca e infértil, el agua que llevas en tus ojos. Todavía creo que llegará y hará crecer un enorme álamo vestido de otoño y caricias eternas como mi amor...
