Estaba en su espacio. Ningún movimiento, que no conociera. Miraba, como el silencio se mira a sí mismo. Una leve tos. Un movimiento inoportuno. El equilibrio mismo de la nada en la existencia.
Yo sí que siempre vuelvo a tu espacio. Un texto del que se desconoce casi todo. Y sin embargo, se sugiere tanto como la nada de la existencia.
Siempre encantada de leerte.
Curiosa forma de ser breve y entre ello, lo hermético que me resulta intentar comprender la nada.
Ha sido un acercamiento a lo abstracto con tu elegancia escribiendo.
Saludos amigo.