Le vi la cara al futuro, lucía joven y travieso.
Le pregunté de qué se trataba todo aquello, y optó por el silencio.
Le vi la cara al pasado, parecía confundido aunque sabio.
Le pregunté de qué se trataba todo aquello, y ni una palabra dejó sus labios.
Le vi la cara al presente, era correcto y decente.
Le pregunté de qué se trataba todo esto, él no sabía hacia dónde iba ni de donde yo venía. Intenté hablarle. Fue imposible, cuando lo alcancé ya era parte del futuro; insistí, volví a buscarlo y allí estaba, ya era parte del pasado.