Me dicen que solo eras mentira entre un rezo policromado de oro, que mi idea de ti era una cúpula sostenida sobre el vapor de los suspiros que le prometí a la luna si no llegabas. Que eras los ladrillos con los que me encerrarías en este mausoleo de sensaciones muertas sin un solo mosaico para destrozar y volver a hacer.
Me dicen que eras tan solo la razón para que escriba poesía y, oye, que si es así, gracias, pero preferiría que las líneas se torcieran hacia arriba cuando describo nuestra historia. Que no soy mucho de cuentos ni de contar, pero esta princesa se ha abandonado ya al dragón que, por lo menos, siempre ha velado por su seguridad. Y no pongas esa cara de tonto, que bien sabes que la protegía de amar.
Me dicen que tan solo eras una triste ilusión con sonrisa perfecta y mirada acogedora. Pero, mire usted, yo prefería una realidad con risa contagiosa y pestañeo distraído. Y perdón por tratarte de usted, pero la distancia que tanto nos unió ahora te ha vuelto a convertir en extraño.
Me dicen, me dicen y me seguirán diciendo que no te quiera, que no te crea, que no me pierda; pero creo que he querido perderme en un mar de recuerdos escupidos para no recordar el presente. 5-11-16
