En el camino cantaba sin parar, reía alto,
contaba historias delirantes sobre números
benditos, subía el volumen de la radio,
sus manos no paraban de moverse.
Era un hombre que enamoraba.
Cuando nuestra amiga se suicidó después
de anunciar repetidamente que lo haría,
lejos de dejar que la culpa tomara asiento
y transformase nuestras risas en llantos,
opinó que ella tenía muy mal karma.
Bello como un adonis, ojos de cielo, torso
de atleta en campos sembrados,
mal padre y peor marido, delicado amante.
Terminó como felpudo de tren en el desierto.
Yo creo que dejó volar su alma.
A mi SUSI se le ha puesto en ebullición la sección de su sistema circulatorio que nutre a su parte más beat.
Homenaje, que yo se que es sentido, a uno de esos personajes que mantienen en perfecto estado el funcionamiento de tu bella cabecita.
Susi, en que poquitas letras abarcas tantas tantas sensaciones, que buenooo! tus quince versos darían para una historia de 20 folios! ole tu misma! me gusta mucho!