El Cotton Club viste de deep negro las noches del latido
furioso de seres sin rumbo. Quien conoce el camino
danza sobre notas alegremente tristes, viaja en trompetas
apagadas por sordinas que truenan pomposas sobre
mesas de Georgia divina repletas de vasos de escocés
prohibido, como hoy todo lo demás.
Pero nada se repite idéntico, ahora el salón de casa es
el universo, la mente nace en arcos trebolados
sujetos sobre patas de barro renacido en hard metal,
y los prados se asoman al asfalto entre grietas que
millones de ojos abren tras persianas de titanio
fundido por 1000º de verdad.
Pues si todo lo demás es lo hoy prohibido y el escoces ya no. Démosle al escoces. ¡Ay, coño!, me olvidaba de mi fibrilado hígado. ¡Joder!, pues démosle entonces a lo hoy prohibido, como manda el anticristo.
Vaya ska guapetón el de Los Rodríguez, se merece la escucha con un cigarrito de la risa entre los dedos. Y creo que tienes razón. Lo prohibido siempre ha sido más atrayente que lo permitido, lo malo es que eso ya se sabe y aprovechan por sacarnos una pasta por sustancias más cortadas que el requesón.
Adiós y muchos besos, ángel negro jejjeee