Filipenses 4:6
Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios.

La semana pasada fue una difícil y de muchos retos. Muchas caminatas bajo el sol ardiente y demasiados tropiezos con alguna gente. Parecía que había estado sembrando, recogiendo y segando tan solo abrojos. Todo Lo Puedo En Cristotonces, sin que pudiera anticiparlo tuve una de esas gratas sorpresas de parte de CRISTO.

El martes por la mañana salí en dirección a un pueblo que está en el centro de mi islita. Cayey, pueblecito montañoso y de temperatura agradable. Un pueblo pequeño, pero poblado por gente muy especial. Cuando voy en el carro generalmente escucho la radio, pero como iba tan inspirado por la bellaza del paisaje, decidí hablar con Dios mientras manejaba. Primero le pedí por que me protegiera en el camino. Luego, oré por la gente que me habría de encontrar cuando llegase a mi destino. Inesperadamente, el alma se me estrujó y comencé a llorar por todos aquellos que aún no conocen del AMOR de CRISTO. Al llegar a mi destino di gracias a Dios por su presencia y consuelo a mi alma tal vez en un principio afanada.

Amados, estar con Dios en silencio fue como tener la compañía de un buen amigo, de alguien a quien se conoce tan bien que se puede disfrutar de su compañía hasta manejando un auto.
De regreso a casa, recordé como fui bendecido por los hermanos de las comunidades que logré evangelizar aquel maravilloso martes. Entonces pensé; ¿Por qué no seguir disfrutando de mi diálogo con CRISTO?

Por Serafin Alarcón

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