José, como un Dios invisible, aparecía inevitablemente noche tras noche enredado a mis sueños. Hoy
me despertó mi hijo pequeño un poco antes de las cinco: agüita papi, me dijo. Me abracé a su
peque...
¡Hola! Somos una comunidad de escritores aficionados. Nos reunimos aquí a mostrar y comentar nuestros textos. Descubrimos nuevas historias y nuevos amigos cada día. → Únete para participar