De escarlata el ambiente se ha teñido
por la vuelta del pájaro cantor
que a los versos devolverá el color
si estos campos adorna con su nido.
En su pico se distingue una flor,
bella amapola que añoran los trigos,
las caricias que anhelan sus amigos
son poemas de mieles y dolor.
Sobran ropajes, fuera los abrigos,
que nos cale de letras su plumaje,
de su brillo queremos ser testigos.
De corazón queremos que, en su viaje,
se saciaran de vida los mendigos
de los versos que lleva en su equipaje.