Ahora empezamos a valorar la vida y nuestros privilegios, cuando las cosas se tuercen un poco o mucho, cuando de un día para otro ya no puedes abrazar ni acariciar a nadie, en el mejor de los casos, cuando solo te queda reír recordando en como era todo y creyendo en que al final acabará bien, cuando lo único que puedes hacer es llorar despidiendo al que ya no puede seguir en este mundo. Pero todo, a través de una pantalla.
Esa pantalla que antes era nuestro reflejo de felicidad, de sueños y esperanzas, ahora se ha convertido en nuestra única sombra, la única que nos sigue, que nos mira a los ojos y nos hace creer que no estamos solos.
Todo es tan finito, pero... ¿nos lo merecemos?
Somos egoístas, inconscientes y egocéntricos. Exigimos tanto a la vida y a nuestros seres queridos, que nos olvidamos de agradecer y agradecerles. Hacemos de cada problema o cada complicación un mundo nuevo y desconocido, sin valorar todo lo que sí tenemos y sí podemos hacer. Sin pensar en que nuestro mal de unos días, es el pan de cada día de otros muchos.
En realidad, seguimos siendo tam afortunados... Si algo se tuerce se toma otro camino y la vida continúa por otro sitio, y eso muchos no lo pueden hacer.
Necesitamos un susto, un golpe de realidad para poner en orden nuestras prioridades y comprender lo frágil que es todo, nos creíamos superhéroes, inmortales, a nosotros nunca y... a nosotros también, a todos, porque la vida, o en realidad, la muerte, es así, y no hace distinciones.
Thenea! Apoyo totalmente tu texto ... Esto que vive nuestro mundo y nuestra humanidad ... Es culpa de su prepotencia! De jugar con lo que no debe y ahora la situación se le ha salido de las manos ... Saludos!!!!
Luisjo