TusTextos

A Lápiz

Aquel martes cambié de nombre.
Encima de la mesa fui dejando letra a letra; tanto vocales como consonantes, cada una de ellas era soltada con la ligereza de las ganas; del ímpetu de mi propia persona, deseoso de sentirme cada vez con màs intensidad.
Las mangas de mi camisa encogían poco a poco, los botones de la pechera parecían discutir con los ojales.
Las costuras del pantalòn me hacìan daño en las piernas, sentìa como pequeños filos arañaban mi piel al tensarse los hilos cada vez con màs fuerza.
Los crujidos de las uñas de mis pies era síntoma de rotura: intentado a la desesperada salir de unas botas provistas de refuerzo metàlico.
Empecé a sudar copiosamente al notar que mi mirada se alejaba de la mesa, desde mi altura se iba haciendo cada vez màs pequeña.
Quedaba una en la mano, una sòla letra que pendìa de la punta de mis dedos. No lo pensé màs y la solté esperando que llegara a esa mesa que a esas alturas ya parecìa un taburete.
El sonido del contacto de la letra con la base fue el desencadenante.
Todo lo que llevaba encima se hizo añicos, dejàndome desnudo y libre para volver a cuando empezaba a ser yo.
VOLVER A MÌ.
Ther10 de febrero de 2016

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