Y te quedas enredado en las esquinas
esperando por los soles
que calienten tus ausencias,
por los bares que no dejan
que recales
para echarte algo de brasa
en la garganta
y una pócima de alcohol
en las heridas.
Y te quedas empapado de nostalgia,
tiritando la impaciencia
de la espera.
Y conviertes la ternura que sentías
en un páramo de vientos
y de estrellas.
Y te quedas
en el lado exasperante de la vida,
intentándole un farol a la tiniebla,
un cordero de comer
para tu lobo
o un abrazo que aniquile
despedidas.
Y no encontrarė rayo de luz que seque las ausencias, ni pena mía que justifique desierto y vacío, ni trago que envenene tanta falsa calma y estrellas de pegatina.
Tienes un ritmo intenso. Cuando te leo siempre siento como que me acusara alguien, me haces sentir un poco incomodo. Pero hay quienes dicen que si el arte no incomoda entonces no puede anunciarse como tal.