Deberás escribir aunque los dedos
te palpiten de pena y de desgracia,
aunque no quieras impregnarte
de la azul melancolía del tintero
ni del firme ajetreo del teclado.
Deberás escribir aunque te duela
y llores y reniegues
hasta que sólo salga sal de tus pupilas,
aunque a la noche se le haga un agujero
y las rocas se derritan,
se desboquen los amores,
se suiciden los tiranos.
Deberás escribir aunque te espante
pues nosotros,
los pichones que comemos los fragmentos
que con forma de poemas
se desprenden de tu mano,
no podremos subsistir
ni resguardarte.