Futuro presente. El joven ha muerto. El giróvago ha muerto. El último hombre camina sobre la faz de la Tierra tras cometer el último asesinato. Pronto encuentra lo que busca, un acantilado. Mira fijamente al cielo grisaceo, mira al mar furioso que golpea las rocas puntiagudas. Frente al abismo. Frente al abismo sin que la mirada le sea devuelta. Todo terminará en este instante. La bestia morirá tras el salto. "Sí, es una buena idea piensa". Pero la bestia tiene otros planes.
Pasado presente. Cara a cara, joven y giróvago lucharán en combate sin igual en una azotea con pista de aterrizaje para helicópteros. La prisión terminó hace muchos años ¿Por qué se enfrentan? Ni ellos mismos lo saben. Solo su bestia interior, la bestia. El joven ya no es tan joven y el giróvago ahora es un tipo sedentario que regenta una empresa de merchandising sobre una série de anime. Uno de ellos alza el brazo. y el otro dá el primer puñetazo directo al pómulo de su contrincante. Luchan encarnizadamente, sangrientamente, violentamente y sobretodo, rápidamente. Uno de los dos muere. Porque siempre muere uno en estos casos.
Pasado. Un giróvago mata a un padre sin ningún motivo aparente. Salvo el disfrute extático de un cuello que cede. Un joven vuelve de su primer trabajo y es arrestado, sospechoso de matar a su progenitor. Antes de ser esposado escupe en la cara del cuerpo inherte. Queda garantizada su condena.
Futuro. Nada de nada. Solo el rumor del viento contra la estepa.
Presente. Alguien teclea en su ordenador portátil, mira hacia una ventana y piensa: "¿Qué será lo siguiente? ¿Qué será la bestia?" Mira en la ventana su reflejo. Y el silencio le responde.
Wow...