Un niño en una habitación. Un padre fuera de la habitación.
"Cling, cling, cling" golpea la lluvia contra la ventana.
El niño mira a la nada, esperando. El padre se levanta de su butacón. La puerta de la habitación se abre. La tensión se palpa en la atmósfera. Un grito que nunca existirá recorre una mente.
"Cling, cling, cling" sigue lloviendo.
Pasan veintidós años. Un joven es encerrado en una celda por matar a su padre. Concretamente asfixiándolo con sus manos desnudas. Durante todo el proceso judicial no pronunció una sola palabra. "Con predemitación y alevosía" dijeron. El joven piensa que todo el mundo habla demasiado, por eso prefiere no decir nada ¿acaso su palabra serviría para convencer a otro ser humano a cambiar de opinión? Lo duda. Demasiados años de experiencia. Pero él no mató a su padre. No importa. Se pudrirá poco a poco entre cuatro paredes y un espacio reducido donde el aroma de los orines y excrementos suplantan al oxígeno. Su compañero, un tipo desagradable, alto y poderosamente musculado le pregunta si le gustaría ser su puta a cambio de protección, sí o sí. El joven no dice nada. Tan solo mira fijamente. Acto seguido y en un instante sostenido y congelado de tiempo algo ocurre. El fornido bocazas pide ayuda. Sus ojos no se encuentran donde deberían estar. Nadie entiende que ha ocurrido pero el joven...El joven se ha ganado una buena temporada en la celda de aislamiento. Pero, y contra lo que dicta la lógica, no estará solo.
La bestia lleva tiempo esperando.