La policía revienta tu rodilla desde atrás. El dolor es insoportable. Los niños siguen llorando. Los agentes te reducen sin que te dé tiempo a parpadear. La maestra te escupe entre los ojos. El circo ha terminado. Uno de ellos dice:
-¡El muy hijo de puta tenía la pistola descargada!
Sigue doliendo. Duele, mucho. No estás loco. No estás loco. No estás loco. Dos horas después del suceso y sin motivo coherente pierdes el conocimiento y entras en un coma profundo que durará treinta y dos años.
Mañana. Por fin te has dado cuenta. Tu vida va a emitirse durante un periodo indefinido dentro de la habitación sin puertas ni ventanas. No estás preparado para lo que se te viene encima. Nadie lo está. Nadie es real. Nada es real. Todo es mentira. Solo son palabras que te inducen al estado en que te encuentras. Estás solo y además, quizás eres Dios, después de todo.
Ruptura de la cuarta pared. "Querido lector, le comunicamos desde algún lugar más allá de su comprensión intelectual que, aunque usted no quiera, se verá en la obligación individual e intransferible de ser participante e incluso protagonistas (sí, en plural) de lo que estamos relatando. Advirtiéndole pues que, en el tiempo que usted invierta en leer lo presente, su propia noción del yo o de su persona, quedarán diluidas en una extraña masa amorfa que, y desde el momento en que toda esta charada termine, predominará en su mente. Así que, sea como fuere, desaparecerá para siempre en el laberinto que estás palabras mal ejecutadas están conformando para su último disfrute, cena si lo prefiere. Lo sentimos, pero de lo contrario, su sufrimiento sería, posiblemente, un uno por ciento peor, se lo aseguramos caballerosamente"
Pasado mañana no, el otro. Tu madre ya no te quiere. Tu padre te ignora. Nunca has volado cometas. No has remado. No has pescado. Pero una vez tuviste una perrita preciosa. Ahora debe estar muerta. Como todos.
Estás solo y además, quizás eres Dios, después de todo, no después antes fuimos dioses.Saludos