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El Enemigo de Bagdad - Capítulo 3

Akran Rayhan era el médico más viejo que existía en Bagdad, ejercía su oficio desde hacía tanto tiempo que ya casi le costaba recordar cuándo había comenzado. Durante décadas fue el único que atendía la salud del califa de turno y su familia, y ya había visto pasar más de uno. Sin embargo, conforme las ideas nuevas sobre medicina provenientes de ciertos médicos árabes allende otras tierras y el propio paso del tiempo mellando sus aptitudes físicas, le habían ido relegando en su posición hasta llevarle a ser el que atendía a las clases pobres de la inmensa ciudad. Obviamente, entre sus actuales deberes se encontraba el de atender a los que eran destinados por diversas causas a las prisiones. A diario debía ver desfilar ante sus cansados ojos a todos los pobres diablos condenados a las mazmorras por un motivo u otro. Algunos llegaban en estado realmente calamitoso, con una flacura que daba espanto aún a pesar de tener vistas ya mil abominaciones; otros habían sido ya castigados y eran enviados a sus manos para recomponerlos con vistas a continuar el castigo. Otros, los menos por esos días, arribaban por primera vez y orgullosos, de barbilla erguida, más Akran sabía con certeza que pronto no se verían ya tan altivos.
Esa noche, sin embargo, tuvo ante sí algo diferente. Eran dos prisioneros, uno muy jovial y el otro con rostro picaresco aunque se mantenía sumamente silencioso. Ambos eran jóvenes, y nunca los había visto antes. Les echó una ojeada, parecían dos bribonzuelos de cuarta calaña, seguramente los habrían atrapado robando bananas o algo por el estilo en el gran mercado. Se situó ante el callado.
- ¿Nombre? – le preguntó, en realidad por pura curiosidad, ya que para ejercer su oficio nunca necesitaba conocer cómo se llamaban sus pacientes, al menos ejerciendo fuera de palacio.
Tras unos segundos levantó la mirada de unos papeles que venía leyendo con recetas extranjeras, y vio que el callado se mantenía inmutable a su requerimiento.
- ¿Algún ratón te ha comido la lengua, acaso? – insistió.
- Fue una rata, en realidad. – oyó la voz del otro, el jovial. – Pero sucedió hace muchísimas lunas, era un puerquito pequeño. – Y lanzó una risa.
Entonces el médico abrió la boca del callado y comprobó que era verdad, allí sólo había un pequeño muñón.
- ¿Lo conoces desde niños?
- Ajá, ambos quedamos.... ¿cómo se dice?
- Huérfanos. – apuntó el médico.
- ¡Eso! Huérfanos, y desde entonces nos hemos acompañado, y nos entendemos por gestos.
- Comprendo.... ¿y porqué es que los han traído hasta aquí?
El jovial hizo un gesto restando importancia al asunto.
- Ah, usted sabe.... los guardias no tiene nada mejor que hacer que molestar a los ciudadanos honrados.
Akran no pudo evitar sonreír ante su desfachatez.
- Oh, ¿y son ustedes ciudadanos honrados?
- Por supuesto. – aseguró el joven – Somos trabajadores independientes, si hay una oportunidad, ahí vamos nosotros.
Mientras hablaban, Akran iba examinando el cuerpo de ambos jóvenes, haciéndosele pronto evidente que aunque algo delgados, estaban en perfecto estado de salud. Irían algún tiempo a prisión, y si tenían fortuna y no causaban problemas, tal vez saliesen en algunos meses.
- ¿Cómo se llaman? – preguntó el médico que conservaba la curiosidad.
- Eh... yo soy Akim Sharif y él – señalando al callado – es Rafiq.
Mientras el médico examinaba con mayor atención a Rafia, el inquieto Akim caminó por el lugar atestado de frascos, botellas y papiros.
- ¿Sabe para qué sirven todas estas cosas? – preguntó el muchacho con un gesto que abarcaba el lugar.
- Por supuesto que sí. Me ha llevado buena parte de mi vida, pero sí. ¿Tú nunca has querido estudiar?
- ¿Para qué? Siempre consigo lo que necesito, y hago lo que quiero. También Rafiq.
Akran se descubrió sintiendo nuevamente deseos de sonreír.
- Si, seguramente sea así.
Akim recorría el lugar lleno de curiosidad ante los artefactos que veía, casi parecía analizar si allí había algo que fuera productivo para sus “negocios”, olvidado quizás de que se hallaban detenidos por la guardia.
- ¿Y esto que es? – preguntó tomando un frasco lleno de un líquido amarillo de sobre el escritorio del médico, que lucía encima en su abertura un trozo de lino a manera de cubierta, llevándolo hasta su nariz.
Akran giró su cabeza para verlo y enseguida dijo:
- Deja eso donde lo hallaste, muchacho, es orina.
Akim abrió su mano sorprendido y el frasco se estrelló contra el suelo, rompiéndose en pedazos y esparciendo el contenido en un charco que enseguida se reveló hediondo.
El médico se volvió rápidamente, alarmado por el sonido que presagiaba un pequeño desastre.
- ¡Pero...! ¿Qué has hecho, bandido? ¡Ahora tendré que consultar mis archivos para ver a quién pertenecía ese frasco, y hacerle venir nuevamente! Eso claro, si está en condiciones de venir nuevamente.
- ¡Oiga, anciano! – protestó Akim regresando a su asiento - ¿Quién le manda guardar las porquerías de la gente? Sólo espero que no guarde también la....
- Eso está en un armario, afortunadamente a resguardo de ti. – reprendió el médico.
Akim hizo un gesto de repugnancia, revisando su ropa cerciorándose de no haber resultado salpicado.
- ¿Y para qué guarda esas cosas de la gente? Por algo salen del cuerpo, nadie las quiere consigo.
El médico, que había tomado de un lado de la sala un recipiente con agua y un trapo, limpiando la suciedad, luego regresó ante su escritorio y señaló los otros frascos que había allí, idénticos al que se había roto.
- Es medicina, muchacho, medicina, a través de esa... “porquería”, se conocen cosas sobre las personas que a veces permiten curarlas.
- Déjese de bromas, anciano.
Akran tomó uno de los frascos, acercándose al muchacho, enseñándoselo.
- Díme, ¿qué ves? – le preguntó.
- Algo que normalmente queda en la tierra. – replicó Akim, echándose hacia atrás.
El médico mantuvo el frasco delante del muchacho con una mano, mientras con la otra los señalaba.
- En los fluidos del cuerpo están presentes las dolencias del cuerpo y del alma, mira.... – dijo mientras sacudía con energía el frasco – la espuma que se ha formado.... la parte superior representa la cabeza, la siguiente el pecho, la tercera el vientre, y la de abajo las partes privadas. Si la espuma regresa a la parte superior con lentitud, puede saberse en qué parte se localiza su problema, si lo hace con rapidez entonces su dolencia se localiza en la cabeza.
- Pues ese sujeto está arruinado – dijo Akim señalando al frasco en la mano del médico – porque esa espuma está por todas partes.
El anciano observó brevemente el frasco que sostenía, y se dio la vuelta para dejarlo otra vez donde estaba.
- Pues.... los frascos sobre esa mesa pertenecen a unos forasteros que fueron arrestados con trazas de estar muy enfermos, la guardia los expulsará de la ciudad.
En ese momento unos golpes sonaron a la puerta y entró el guardia que había traído a los dos muchachos.
- ¿Ya están para llevar esos dos bandidos, médico? – preguntó el soldado con tono que parecía una orden.
- Aún no, - dijo Akran dirigiéndose hasta una estantería de donde tomó un par de frascos vacíos. – Confieso que me he entretenido más de lo habitual con estos dos truhanes, pero descuida, me apresuraré.
Tendió entonces un frasco a cada uno de los jóvenes, luego señaló una puerta a un costado y les dijo:
- Deben orinar en esos frascos, ambos, allí, y dejarlos sobre esa mesa ahí. – e indicó una mesa pequeña que aparecía vacía al fondo de la sala. Después yo los cubriré y etiquetaré.
Se volvió hacia el soldado mientras Akim trasponía primero la puerta señalada.
- Y dime, soldado... – dijo el médico, tomando al hombre de un brazo y casi imperceptiblemente empujándole hacia la puerta, para que aguardara afuera. - ¿qué delito cometieron estos bribones y cuál ha de ser su castigo?
- Son ladrones, - dijo con algo de vehemencia el guardia – estafadores, de la más baja calaña, y el visir ha recibido tantas quejas sobre esta clase de gentuza que ha decidido ponerles de ejemplo y escarmentarles en público para enviar un mensaje a todos los de su clase.
El médico casi se vio sorprendido, hasta parecía haber algo de resentimiento en las palabras del guardia.
- ¿Y de qué naturaleza ha de ser ese castigo ejemplarizante? – insistió.
- Han de cortarles las manos a ambos. Quiero verlos robar lo que no es suyo después de eso.
Las lapidarias palabras del guardia no pasaron desapercibidas a los muchachos, Akim ya había abandonado el baño y tenía el frasco en su mano, observando al médico sonsacando al guardia allá en la puerta. Pudo ver que Rafiq lo observaba con temor en la mirada, y de pronto su mente acostumbrada a buscar la mejor oportunidad a la vuelta de cada esquina le plantó una idea que iluminó su rostro. Hizo un gesto a Rafiq para que fuera a llenar su frasco de prisa y comprobando que ni el médico ni el guardia podían verle desde donde se hallaban, quitó un par de frascos llenos del escritorio y los colocó donde debían ir los suyos, y tras ello puso el suyo en lugar de uno de los sustraídos, haciendo lo propio con el de Rafiq tan pronto éste regresó del baño. Hizo señas a su amigo de que debían regresar a sentarse donde estaban y así hicieron, aguardando a que el médico acabase de parlotear con el guardia. Cuando el anciano retornó junto a ellos, miró los frascos sobre la mesa.
- Oh, veo que han cumplido lo pedido. Bien, creo que hemos acabado aquí, será mejor que.... el guardia se haga cargo de ustedes. – y esto lo dijo inclinando su cabeza, no quería pensar en el castigo que les aguardaba y que en verdad consideraba excesivo.
El recio guardia entró entonces y se llevó a los dos muchachos tomándolos de sus brazos con sus enormes manazas. Akran Rayhan se sentó en su desvencijada silla de trabajo, sintiéndose más que cansado, diría que apesadumbrado. Ciertas cosas nunca le habían agradado ni hecho más fácil la vida, pero así eran, y ya no se sentía capaz de torcer el destino, si alguna vez lo había sido. A la mañana siguiente les cortarían las manos a ambos muchachos, y aunque fuesen un par de bribones y ladronzuelos seguía sin sonar a algo justo.
Mientras, los dos muchachos eran conducidos de regreso a las mazmorras, y encerrados allí a la espera de la ejecución de su sentencia.


Continuará..........
Trenton26 de julio de 2013

2 Comentarios

  • Creatividad

    Muy bueno amigo, escribes muy bien. Saludos

    27/07/13 05:07

  • Trenton

    Bueno, muchas gracias, ojalá siga gustando. Saludos.

    29/07/13 02:07

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