Gustav Klimt - La sangre del pez
Sin hacer nada
sólo un mar reservado a sus fondos
de piedra y seres diminutos
Con un vaso en la mano,
un pequeño barco
que se aleja mecido por las aguas,
dos hielos sus únicos tripulantes
Vagar profundo y quieto
humedeciendo cosas
Pesadas las extremidades
como si el cuerpo, desde el medio,
estuviese quebrado
y la espuma del vino bendijera la orilla
De algo me servirá
este cuerpo quebrado, esta orilla bendita, esta nave marina
algunos versos llegan
uvas y peces, lo mismo
que el marciano del frente a una aceituna..
(gracias Cemento!)
dos hielos sus únicos tripulantes
este cuerpo quebrado, esta orilla bendita, esta nave marina
algunos versos llegan
uvas y peces, lo mismo... como siempre leuendo, escribiendo al sesgo, me ha encantado, beso grande.