Caminando por esos pasillos fríos y desoladores
Estructuras desechas y abandonadas
Día nublado, gente olvidada
Y caminaba hacia tu tumba
Una montaña de tierra y flores marchitas
Una mujer allí tendida, sobre la tierra humedecida
Y era yo quien te lloraba ese día
Bajo esa lluvia que comenzaba a caer entendí que estaba muerta en vida
Desde el momento en que te perdí y resigne mi vida
Ese espíritu era el mió, que no quería despegarse de ti aunque ya te hubieses ido.