TusTextos

Dios, No

Sola, no hay nada más aburrido que estar sola, y un domingo mucho peor. Paul vino a las 2:30 como acordamos. Para una agnóstica como yo, ser iglesia dista mucho de mis intereses, sin embargo; Paul y muchos otros, estaban más que dispuestos a hacerme cambiar de opinión así que, debíamos ir a su Iglesia ese día.
No se verdaderamente la razón por la que no fuimos, si claro, debió ser porque el miedo y la vergüenza nos invadían a los dos, y es que él no se aparecía en su grupo de feligreses desde hace ya un considerable intervalo de tiempo, y yo!...bueno Yo era nueva por esos lares, era lógico sentir cierta resistencia a ir.
Fue en ese instante cuando me acordé que Juan, mi "flaco", por ser Cristiano tenía "culto" los Domingos, yo también había sido invitada entonces, llevé a Paul para no ser la única diferente entre tanto creyente; el por ser católico; y yo, por agnóstica.
Caminamos desde el Cercado hasta Mariano Melgar, que son aproximadamente unas 30 cuadras, divagábamos toda esa hora, hasta que nos encontramos con Juan. Lo que pasó desde entonces hasta el arribo a la Iglesia, son palomilladas que mencionarlas no vienen al caso.
Estábamos en la puerta, Juan debía entrar primero por ser el cristiano formal, demoró un poco atándose las hileras, pero finalmente entramos.
Eran pocos los creyentes, desde que entré sentí cierta lástima por todos ellos, incluso por Juan y Paul. Creían que Dios existía entregaban su vida a él, mas Juan que Paul; pero era impresionante ver la fuerza espiritual que le ponían a tanta fe religiosa. Comprensiblemente yo estaba desencajada.
Dios , para mi es y será toda mi vida un misterio mas inexistente que real, ser Comunista me había abierto muchas puertas filosóficas e ideológicas que me resultaban ser una agnóstica , respetuosa de todas las fes religiosas, pero agnóstica al fin y al cabo.
Bueno, toda esa gente cegada por el poder de "Dios", que manipulaba sus vidas de acuerdo, según lo que ellos decían, a lo que tenía planeado para cada uno de ellos. Con alaridos de ¡¡Aleluya a Dios!! ¡¡Gloria Señor!! Y demás que no recuerdo en este instante, interrumpían las palabras del Pastor, predicador de la palabra de su biblia muy peculiar y diferente a la que nos presentan en el Colegio.
Empezaron los cantos, Juan nos pasó un librito a mí y a Paul, para que cantáramos. En un primer momento Paul balbuceaba las letras, yo no podía pronunciarlas, desde que me alejé de la Religión Católica por decepción, al saber que Dios "amándonos" nos condenaba a un infierno si no éramos ÉL.
Terminados los cantos, ya sentados, el Pastor parlaba sobre como las almas de los creyentes, debían entregarse y alabar toda su vida a Dios. Mientras yo aproveché en leer los cantos del librito, nunca leí algo más redundante y sin sentido en mi vida.
Parados nuevamente, era hora de rezar. Yo solo escuchaba Paul hacía lo mismo; ese rato me entró un frío gélido, gélido, la gente lloraba porque Dios estaba posesos en ellos; gritaban gracias, perdón. Me pregunté si Dios quiere gente que se le humille, o gente que no pueda mirarle por ser supremo. La verdad eso me indignaba, si hay un Dios, dije, debe ser el más justo humilde y noble; no el amo y dueño de las vidas y por quien haya que entregarse. Olvidándose de la esencia del hombre y su labor social para progresar con su fuerza laboral.
Cuando la gente terminó de llorar, nos sentamos y un hombre elegantemente vestido, entró al ruedo, empezó a leer la biblia y a hablar las mismas redundancias, e incitó a predicar y convencer a fuerza al "descarriado", para que sea hijo de Dios. Era lógico que eso fuera para Paul y para mí. Decía, si estábamos dispuestos a conocer a Dios; en mis adentros decía: "Chévere, donde ¡¡quiero verlo!!".
Llegó entonces la parte más impactante de aquella tarde. Cuando rezábamos, o bueno rezaban los creyentes, se nos acercó el Señor que había hablado al principio. Paul fue el primero en recibir la pregunta: "¿Quieres conocer a Dios? ven acércate conmigo”, le dijo. Paul se estaba yendo con él, y a mí me dijo lo mismo. Ambos aceptamos.
Adelante, nos hicieron rezar, mientras yo escuchaba los mismos alaridos, de cuando habían rezado antes. Nos pidió que repitiéramos lo que él decía, al principio repetí algunas partes, luego dejé de hacerlo, sentí un frío, esta vez, más intenso. Y no era Dios que estaba en mí, ni el espíritu Santo ni otra cosa "sobrenatural"; simplemente eran las ganas de risa e indignación contenidas. La primera porque , nunca me vi haciendo eso, y en una Iglesia Cristiana menos, y la segunda, porque sabía que la solución a los problemas emocionales de uno, no estaban absueltos con ir a llorar por Dios ni escuchar redundancias falaces en una Iglesia sobre un Cristo , que posiblemente existió, pero que no era el salvador del Mundo. Tenía contenidas las ganas de gritar a todos ellos, incluyendo Juan, que en vez de estar 3 horas rindiéndole culto a alguien que ni siquiera ven, deberíamos estar preocupados en la crisis económica, en cómo superarla, en cómo resolver la desigualdad de clases y como luchar contra aquel explotador, del que solo la clase trabajadora sufría , y no Dios.
Sentí que le falté el respeto a mis ideas, pero me justifiqué diciendo en mis adentros: "Es bueno saber de todo", y sí, es bueno saber de todo; esa tarde aprendí que Dios ciega tu vida, prepara a la gente para un Paraíso, que ni siquiera se sabe si existe, y la alejan de la vida que tiene aquí, paramearan sus ideales, a los ideales de un Dios, y no hacen libre al hombre.
Terminado el rezo, regresamos a nuestros sitios, vi de reojo a Juan; estaba ciertamente sorprendidos, casi ni lo mire, no me atrevía. Quizá si lo miraba le diría todo lo que sentí por su Dios en este instante, pero preferí callar.
Ya casi termina el "culto", era hora de despedirse, El Pastor que nos había hecho pasar adelante pidió nuestras direcciones, se las dimos, para evitar insistencias que quizá nos incomodarían a ambas partes.
Salimos del recinto y Paul me comentaba de que no se sentía identificado con esa manera de predicar la fe por Dios, que el pertenecía al Catolicismo, y yo, bueno le decía mis ganas de no regresar, de que quizá iría a ver a su Iglesia, para hacer un trabajo comparativo; pero muy en mí sabia que mis ideas no cambiarían; aún así fueran a mi casa, yo los despistaría, y si la Familia de Juan se mostrara molesta conmigo, no lo haría y si Juan decidiera terminar la relación por haber hecho un pacto al salir adelante y rezar como "hija de Dios", y luego mostrarme reacia con su fe; no lo haría, no cambio mis ideas.
Esa tarde me di cuenta que tenía un deber, organizar mi partido y salvar a toda esa gente del opio, y también de gritar fuerte ¿¿Dios??No!!.

La epopeya Tania
Veta02 de febrero de 2009

2 Comentarios

  • Veta

    Dejo en claro mi respeto a todas las doctrinas, lo vertido en este art?culo es solo apreciaci?n personal, sin ninguna intenci?n de ofender a los creyentes que lo lean.

    02/02/09 06:02

  • Dama

    Veta, mi aplauso para ti, por ser tan sincera y no dejar que manejen tusconvicciones. Pienso igual que tu en cuanto a ser creyente, solo creo en lo que veo.

    Me has enganchado con el relato y te juro que no es facil que lo hagan.
    Mis felicitaciones.
    Un beso

    02/02/09 07:02

Más de Veta

Chat