Vuelvo al pensamiento, sin entendimientos ni remordimientos.
Espero a mis silencios, para acariciar tu cuerpo.
Subo nuevamente al vaivén de mi mente,
que promete sutilmente un viaje diferente.
Peregrino hacia el ocaso ya incendiado,
y entre cenizas de sol, renazco.
Mi presente reverdece,
y al ritmo de mis latidos, se fortalece,
el árbol, que yace silenciosamente,
en mi interior tenaz y fulgurante.
Persisto persiguiendo el sueño,,
de algún día rozar, el semblante,
que solo en los sueños lo encuentro,
y se vuelve humo cuando despierto.
Que gratitud inmensa me hace sentir tu comentario. Saludos Regina.